‘Estás en mis ojos’ es la nueva novela de Angélica Morales que se adentra en la vida de Hélène Roger-Viollet, una de esas mujeres que la historia ha relegado a un discreto segundo plano, pese a una carrera repleta de logros en el fotoperiodismo. Morales, reconocida poeta y narradora, vuelve a acercarse al universo femenino en esta obra, dando voz a figuras poco conocidas pero esenciales en la memoria colectiva contemporánea. La autora presenta el libro en Zaragoza y también lo llevará a Teruel como parte de su gira de promoción.
La historia real de Hélène Roger-Viollet supone el eje central del relato, una mujer que llegó a fundar su propia agencia fotográfica y fue pionera en captar imágenes de la Guerra Civil Española. Su labor no se limitó solo al ámbito profesional: formó parte activa de movimientos feministas en el París de los años treinta y luchó por el derecho al voto femenino en Francia junto a figuras como Louise Weiss. Su biografía, sin embargo, se vio marcada por un final trágico: asesinada en 1985 por su marido y socio, Jean Fischer, en un crimen que sacudió París.
Reescribiendo una biografía olvidada
En la novela, Angélica Morales teje una trama de ficción en torno a la figura de Isabel Santolaria, la inspectora que investigó el asesinato de Roger-Viollet y que, años después, se enfrenta al encargo de escribir sus memorias. A través de las pesquisas y recuerdos de Santolaria, el relato rescata a la fotógrafa más allá de su condición de víctima, reconstruyendo la compleja personalidad de una mujer adelantada a su tiempo, apasionada por su profesión y marcada por una vida personal llena de secretos, desamor y desafíos sociales.
La narrativa recorre tanto la vida profesional como los aspectos más íntimos de Roger-Viollet. Su matrimonio —deteriorado por el tiempo, la envidia y los celos profesionales de su marido— sirve de telón de fondo para abordar no solo el drama personal, sino también la misoginia y las dificultades que tuvieron que enfrentar muchas mujeres en el pasado para hacerse un hueco en profesiones dominadas por hombres. La autora incluso agrega el elemento de la optografía, una antigua pseudociencia que afirmaba que la última imagen vista quedaba grabada en la retina, aportando un matiz simbólico y metafórico al título de la obra.
Un viaje narrativo entre lo real y lo imaginario
Morales aprovecha la escasez de documentación sobre la vida privada de Roger-Viollet para construir una historia donde realidad y ficción se entremezclan. Así, se recrean episodios documentados como el paso de Jean Fischer por la Legión Extranjera, el trabajo de Hélène cubriendo conflictos internacionales y sus relaciones familiares. Además, cada capítulo refleja el pulso de la sociedad francesa de mediados del siglo XX y las transformaciones en la profesión del periodismo gráfico.
El libro no solo retrata a una mujer marcada por las dificultades y la violencia de género, sino también a una emprendedora con gran sentido del humor, visión para los negocios y un carácter que desafiaba los convencionalismos de la época. A pesar de los momentos oscuros, la autora muestra a una Roger-Viollet comprometida con su agencia y su vocación, decidida a dejar un legado que aún hoy permanece vivo en forma de miles de instantáneas históricas.
El eco de las mujeres olvidadas
‘Estás en mis ojos’ supone también una reivindicación de la memoria histórica de tantas mujeres ignoradas. Morales reconoce la necesidad de rescatar figuras como la de Roger-Viollet, no solo por cómo murieron sino por todo lo que lograron en vida. La novela se dirige especialmente a un público femenino y joven, abordando la pregunta de qué ocurrirá con la transmisión de la pasión lectora cuando desaparezcan las grandes generaciones de lectoras veteranas.
El libro mezcla feminismo, memoria histórica, suspense y drama personal, ofreciendo una historia que busca hacer justicia a las mujeres cuya biografía merecía un lugar destacado en nuestra cultura. Además, refleja la evolución del propio lenguaje narrativo, adaptándose a las nuevas sensibilidades de los lectores más jóvenes, y subrayando la importancia del testimonio visual —las fotografías— como modo de entender la historia y la sociedad.
Morales consigue así no solo mantener vivo el recuerdo de Hélène Roger-Viollet, sino también plantear un debate necesario sobre el olvido, la memoria y el papel de la mujer en las artes y las letras.