En el hotel de la Reconquista, en Oviedo, había muchos nervios esta mañana con motivo de la edición número XXXVI del premio Princesa de Asturias de Letras 2016, al cual optaban autores de 16 nacionalidades diferentes (de China a Argentina).
Finalmente, el sobre ha desvelado que el ganador era Richard Ford, autor estadounidense de 72 años conocido por unos relatos que forman un collage de la sociedad yanki evocado a la perfección en libros como Un trozo de mi corazón o El periodista deportivo, obra con tintes autobiográficos.
El arte de ser lento
Nacido en 1944 en Jackson (Estados Unidos), Ford fue un niño disléxico propenso a las malas notas y alérgico a la lectura. De hecho comenzó a leer a partir de los 18 años, si bien su comprensión de lectura le ha llevado a reconocer en numerosas ocasiones que «no llegará a leer todos los libros que quisiera» debido al arrastre de sus carencias infantiles.
Sin embargo, la prueba de que nunca es tarde llegó cuando Ford, entusiasmado con ese nuevo mundo de las letras decidió convertirse en escritor, más bien en narrador de las penurias y dramas de una sociedad norteamericana que el autor definió en su primera obra, Un trozo de mi corazón (1976), ejemplo de novela negra ambientada en el río Mississippi, y La última oportunidad (1981), centrada en un ex-veterano de la Guerra de Vietnam.
Tras cursar estudios de escritura creativa se dedicó a escribir para publicaciones deportivas, siendo el rechazo de la prestigiosa Sports Illustrated la que lo empujó a reciclarse en la ficción. En esta época publicaría El periodista deportivo, centrada en un escritor que decide trabajar como periodista de deportes, la cual se convertiría poco después en su obra más reconocida.
Todas esas historias, las cuales tratan de extraer los más íntimos anhelos de esa sociedad norteamericana vista a través de los ojos de un Ford tardío pero decidido, ha sido el motivo por el que esta mañana el autor recibía los 50 mil euros del Premio Princesa de Asturias, una medalla, la escultura de Joan Miró y elogios por parte de un jurado que ha achacado su decisión en una obra «que convierte a Ford en un narrador profundamente contemporáneo y, al tiempo, en el gran cronista del mosaico de historias cruzadas que es la sociedad norteamericana».
¿Has leído algo de Ford?
Hola, Alberto.
Qué curiosa la historia de Richard Ford. Un apellido muy americano, por cierto. Si cuando era niño o adolescente les llegan a decir a los padres, vecinos y amigos de este autor que conseguiría este premio, se hubiesen reído a carcajadas. Por eso, nunca se puede decir nada. A veces lo improbable o lo imposible sucede.
Nunca leí nada de Ford. De hecho, no me suena de nada.
¿Te comenté lo de un curso MOOC sobre Gabriel García Márquez?
Desde Oviedo, un saludo literario.
PD: «ford» en inglés significa «vadear». En su caso se puede decir que ha vadeado con éxito sus dificultades con el idioma y que no se ha dejado arrastrar por la corriente de la dislexia y las malas notas.