Entrevista a Roberto Martínez Guzmán, autor de la serie negra protagonizada por Eva Santiago.

Roberto Martínez Guzmán: Autor de la serie negra protagonizada por Eva Santiago.

Roberto Martínez Guzmán: Autor de la serie negra protagonizada por Eva Santiago.

Tenemos el placer de contar hoy en nuestro blog con Roberto Martínez Guzmán, Orense, 1969, autor de la serie de novela negra protagonizada por Eva Santiago, y del best seller de no ficción Cartas desde el Maltrato.

«Para mí, cada lector que elige uno de mis libros, supone un privilegio, porque me dedica su tiempo y su confianza.  En mis manos está que quiera repetir. Y convencerlo es un reto.»

Actualidad Literatura: Cuatro libros, dos géneros y dos protagonistas, una de ficción, Eva Santiago,  inspectora de Policía Nacional, para tu serie negra, y una real, Montse, con nombre ficticio, para tu primera obra, una historia de no ficción con un trasfondo social intenso, Cartas desde el maltrato. ¿Qué conexión hay entre las dos? ¿Cómo se produce el paso de una a otra?

Roberto Martínez Guzmán: No hay conexión ni, en el fondo, paso específico de una a otra. Cartas desde el maltrato es un tren que pasa una vez en la vida. Un proyecto que necesita de una serie de condicionantes que es muy difícil que se den a la vez: un diario escrito en una situación así y la voluntad de la protagonista de que salga a la luz, aunque sea guardando el anonimato. Lo puso en mis manos y me pareció que no debía dejarlo pasar porque se perdería un documento único. La razón de que fuese mi primer libro a la venta es que hasta ese momento no me había planteado publicar nada de lo que escribía, ni lo hubiera hecho de no instalarse Amazon en España poco después. Quiero decir que mi trayectoria como novelista no depende de aquel libro, sino de la posibilidad de autopublicar con garantías de llegar a un gran número de lectores. Escribía antes y seguí escribiendo después, aquello solo fue un inciso.

AL: Los escritores mezclan y centrifugan sus recuerdos y las historias que han oído para crear personajes y situaciones. Otras veces, como en tu primer libro, dan voz a una historia real.  ¿Qué mueve a Roberto Martínez Guzmán? ¿Qué quieres generar en tus lectores?

RMG: En mi primer libro, me movió la posibilidad de colocar al lector en la piel de una mujer que está sufriendo malos tratos por parte de su pareja. Entendí que mi labor era poner en manos del lector el diario tal como lo había ido escribiendo y yo colocarme a su lado para apuntar los posibles vacíos que dejaban unas cartas que no había sido escritas para ser publicadas. También que mi labor no era juzgar lo que se reflejaba en ellas, sino centrarme solo en completar la historia, buscando que el lector viviese la historia en primera persona y, al final, fuese él quien juzgase los hechos.

Por otro lado, en mis novelas siempre pretendo que el lector se encuentre con personajes que bien podrían pertenecer a su vida cotidiana. Pienso que es una manera de que la historia genere mayor interés en el lector y que, por otra parte, pueda identificarse con ella más fácilmente. No me gustan los personajes que jamás encontraríamos por la calle. Y sí, reconozco que creo muchos personajes a partir de una persona real.

AL: Tu último libro, Siete Libros para Eva, publicado en 2016, es el tercero de la saga, pero, en realidad es el primero, es el que cuenta la historia de tu protagonista antes de decidir hacerse policía. ¿Seguiremos viviendo aventuras de Eva Santiago? ¿Volveremos al punto donde lo  dejó después de Café y Cigarrillos para un funeral?  ¿Volverás a la no ficción?

RMG: Antes de nada, no, no volveré a la no ficción: es un tren muy específico que pasó una vez en la vida. No espero una segunda ocasión.

Respecto a la inspectora Eva Santiago, desde el principio me planteé que todas las novelas fuesen autoconclusivas, independientes entre sí y que pudieran leerse en cualquier orden, para que el lector no se sintiese atrapado en una saga, y que, si la continuaba, se debiera a que de verdad le gustaban. Partiendo de ese punto, yo tampoco me siento atado a ella, y quizá por eso, todavía no he decidido si habrá más entregas. Mejor dicho, no he decidido cuándo. En principio, sí que espero dedicarle más novelas, pero no sé si será el siguiente libro o dentro de unos años. Tampoco cuántos habrá. Lo que sí puedo decir es que serán todos casos de Eva Santiago inspectora, excepto uno, que será una novela de cierre. Dicho de otro modo, si Siete libros para Eva es el origen de Eva Santiago, es posible que haya una entrega que sea el final de Eva Santiago.

AL: El primer libro de la serie de Eva Santiago, Muerte sin Resurrección, está traducido al italiano y al inglés, y es éxito de ventas en Méjico, uno de los principales mercados del género. ¿Funciona la novela negra ambientada Orense en el mercado extranjero? ¿Galicia vende fuera de nuestras fronteras?

RMG: No es que venda Galicia, es que vende cualquier lugar que esté bien ambientado y sea fiel a sus características. Eso lo tuve claro desde el prinipio, que si quería que a un lector, que no sabía ni dónde estaba Galicia, le interesase la historia y se identificase con el lugar, tenía que ser muy fiel a su geografía, a sus costumbres y a la mentalidad de la gente. Soy de los que cree en el dicho de que no hay nada más universal que lo que es estrictamente local. Y sí, supongo que poca gente conoce Galicia en México y, sin embargo, en su día fue líder en descargas de ebooks durante un buen tiempo.

AL: Uno de tus libros, Café y Cigarrillos para un Funeral, el segundo de la serie de Eva Santiago, lo publicate por entregas de forma gratuita, con Serial Books, disponible en tu blog y en varias plataformas. Mientras la publicabas interactuabas con los lectores, incluso planteaste un concurso para adivinar quién era el asesino. ¿Como fue la experiencia después del éxito de ventas de Muerte y Resurrección? ¿Qué salió de ese experimento para Roberto Martínez Guzmán?

RMG: Recuerdo que la afronté con bastante temor. Por el hecho de que pudiera gustar menos, pero sobre todo, por el peligro de que la primera novela se comiera a la segunda. Muerte sin resurrección se vendió muy bien y durante mucho tiempo, y suele ocurrir que, en estos casos, muchos lectores siguen identificándote con la primera novela. Parece una tontería, pero eso acaba suponiendo una alargada sombra que oscurece todo lo que publiques después. En este sentido, quizá el hecho de que Café y cigarrillos para un funeral se publicase por entregas y a lo largo de un par de meses mitigó este peligro. En este sentido, el concurso para adivinar al asesino también pretendía retirar la atención de los lectores de la primera y centrarlos en esa nueva historia, en la que había un asesino al que había que descubrir.

Cartas desde el maltrato: el diario real de una mujer maltratada.

AL: ¿Te hace daño el pirateo literario? ¿Crees que acabaremos con él algún día?

RMG: No, no me hace daño, porque no le hago caso. En serio, nunca le he dado mucha importancia. Estoy convencido de que la gente que descarga libros piratas, en realidad, de no poder hacerlo, tampoco te lo comprarían legalmente. Por el contrario, sí creo que quien hoy descarga un libro pirata, dentro de un tiempo se cansará de archivos rotos, virus camuflados y demás y se pasará a los ebooks legales. Y en ese momento, se acordará de los autores que ha leído pirateados y le hayan gustado.

Estoy convencido de ello, o quiero estarlo, porque me parece una guerra perdida y que es muy difícil que se acabe. Mucho más cuando Latinoamérica es un continente muy, muy lector y no tiene demasiados recursos para comprarlos (en países como Venezuela es directamente imposible). Eso genera una facilidad para acceder a ebooks piratas descomunal. Pero no solo piratas, también descargas gratuitas legales. Para que te hagas una idea Café y cigarrillos para un funeral está publicado en Play Store. Una semana le puse precio, un dólar, para cuantificar la diferencia, y vendí cuatro o cinco ejemplares. Muy, muy lejos de sus cifras, porque como descarga gratuita, en una semana, suele tener entre dos mil y cinco mil descargas. Esa es la situación.

AL: ¿Alguna manía o hábito al escribir? ¿Tienes personas a las que entregues tus novelas antes de hacer una última corrección con sus sugerencias?

RMG: Más que manía, es una costumbre. Suelo escribir en ordenador, corregir, imprimir, corregir en papel, pasar al archivo del ordenador, corregirlo en el móvil, volverlo a imprimir, y de nuevo, darle una pasada en papel. Por ese orden y pudiendo repetir algún paso. Todas las correcciones que necesite hasta que me siente en una terraza, con los folios apoyados en mi regazo, y no encuentre nada que pudiera expresar mejor. Esa es mi costumbre, corregir lo que escribo sentado en una terraza, sin prisa, con el texto impreso en folios y un café delante.

Y sí, claro que tengo autores que me ejercen de lectores cero. Ellos a mí y yo a ellos, por simple amistad y compañerismo.

AL: Nunca pido a un escritor que elija entre su novelas, pero sí conocerte como lector, ¿Cuál es ese libro que recuerdas con especial cariño, que te reconforta verlo en tu estantería? ¿Algún autor que te apasione, de esos de los que compras las nada más que se publican?

RMG: Recuerdo con cariño la primera novela que leí en mi vida, aún siendo un niño: Otra vuelta de tuerca, de Henry James. Me gustó tanto que fue lo que despertó mi interés por escribir historias.  En la actualidad, suelo comprar todo lo que publica Karin Slaughter.

AL: ¿Cuáles son los momentos especiales de tu carrera profesional como escritor? Esos que les contarás a tus nietos.

RMG: Tengo a mi hijo amenazado para que no se le ocurra darme nietos, porque no estoy preparado psicológicamente para ser abuelo. Al menos, de momento. Así que espero que cuando me vea en esa situación, tenga muchos más momentos futuros que contarles. De los vividos hasta ahora, quizá me quede con dos: el día que Muerte sin resurrección alcanzó el primer puesto de ventas en Amazon España, y otro que no esperaba por asomo, cuando el Instituto de Ingeniería del Conocimiento de la UAM publicó el año pasado su estudio sobre la repercusión en España del Día del Libro y dictaminó que Siete libros para Eva había sido la novela negra más recomendada por los lectores en Twitter. Sinceramente, me hizo mucha ilusión.

AL: Número uno de ventas en Amazon, escritor consagrado de novela negra, codeándote con los más grandes has optado por la autoedición,… ¿Decisión propia o es tan difícil que una editorial grande apueste por un escritor, incluso siendo ya uno tan consolidado como es Roberto Martínez Guzmán?

RMG: Hace años pensaba que una editorial nunca publicaría a un autor desconocido como yo, sin presencia en los medios de comunicación y que vive en una ciudad pequeña como Ourense. Y por eso nunca me planteé publicar lo que escribía, porque no quería que mis ventas dependieran de comprometer a mis amigos para que me leyeran. No, no les vendo a mis amigos, ni les pido que compren alguno de mis libros. Nunca lo he hecho, ni quiero hacerlo. En la actualidad, todo ha cambiado, el ebook se ha generalizado y un autor puede acceder a lectores, tenga el respaldo de una editorial grande, una pequeña o autopublique.  Muerte sin resurrección no la ofrecí a ninguna, pero al adquirir relevancia en los listados de ventas, pronto despertó interés en algunas. No quise publicarla, porque en aquel momento pensé que ya estaba bastante quemada. Siete libros para Eva iba a salir con una editorial. De hecho, su interés nació cuando apenas había empezado a escribirla, pero al final no llegamos a un acuerdo y no me importó publicarla yo. En cambio, Café y cigarrillos para un funeral salió con Serial Books, en el fondo, una editorial que estaba empezando y que me ofreció un proyecto que me atrajo.

La realidad es que si autopublicas y vendes, son las editoriales las que se acercan a ti y te ofrecen su edición. Algo lógico, puesto que su negocio es vender libros. El que pueda aceptar o no depende de la promoción que me ofrezcan, porque para mí, hoy en día, es la clave para que optes por ellas o por la autopublicación. Es un poco como cuando una persona no tiene pareja, pero está muy bien sola. No tiene necesidad de tenerla y, si un día acepta comprometerse, es porque se siente segura de que va a estar mejor.

AL: El fenómeno redes sociales crea dos tipos de escritores, los que las rechazan y los que las adoran. Tú pareces tener una gran relación con ellas. 136.000 seguidores en Twitter.¿Qué te aportan las redes sociales? ¿Qué traen de positivo en tu vida, en tu profesión? ¿Compensan los inconvenientes?

RMG: 136.000 seguidores en muchos años que llevo en Twitter. Es algo lógico al depender toda la promoción de mí. Tienes que exprimir las redes sociales mucho más de lo que te gustaría. Y Twitter hubo un tiempo en que era el mejor escaparte. Hoy está bastante en desuso. Lo bueno de las redes sociales es eso, que puedes darte a conocer sin depender de terceros y también que estás en contacto directo con todos los lectores que así lo deseen. También es un foco de satisfacciones, cuando alguien te dice que le has quitado horas de sueño o, como me dijo un día una lectora, que has conseguido que vaya leyendo por la calle. De verdad que esa en una de las grandes satisfacciones que te da escribir y que compensa todos los sinsabores, que también hay. La parte mala de las redes es que te roban mucho tiempo del que tienes para escribir.

AL: ¿Es posible, en estos tiempos, vivir de escribir?

RMG: Sí, hay gente que lo hace. Pero claro, aparte de gustar, necesitas una trayectoria más o menos dilatada, cierta promoción asegurada y hasta me atrevería a decir que es necesario que tus libros se hayan traducido a varios idiomas. En todo caso, también depende de lo que cada uno necesite para vivir. Hay gente que se conforma con poco y le resulta más fácil dar el salto y hay otra gente que necesita más ingresos y le cuesta renunciar a cobrar por dos vías.

AL: ¿Libro digital o papel?

RMG: En papel, aunque al final, siempre acabo eligiendo el ebook por comodidad.

AL: Para cerrar, como siempre, te voy a hacer la pregunta más íntima que se puede hacer a un escritor: ¿Por qué escribes?

RMG: Porque me gusta contar historias. Dije un día en Twitter que cada novela era una invitación a los lectores a darse un paseo por los más profundo de nuestra mente; ver nuestra manera de entender a las personas, lo que consideramos importante e interesante, las circunstancias que nos pueden ocurrir en la vida y la manera que tenemos de interpretarlas. Es que el lector se ofrezca para que lo lleves de la mano para vivir una situación que nunca haya imaginado. Por eso, para mí, cada lector que elige uno de mis libros, supone un privilegio, porque me dedica su tiempo y su confianza.  En mis manos está que quiera repetir. Y convencerlo es un reto.

 Gracias Roberto Martínez Guzmán, desearte muchos éxitos, que no pare la racha,  y que nos sigas sorprendiendo con cada nueva novela.


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