El deporte en la literatura: un puente entre letras y estadios

  • Presentación en Madrid de "El deporte en la literatura" con Jorge Valdano y Santiago Segurola, bajo el sello Espasa.
  • El ensayo defiende el deporte como categoría cultural, con miradas que abarcan arte, negocio, ideología y fe.
  • Recorrido de Homero y Píndaro a autores modernos como Oates, Hemingway, Camus o Murakami.
  • Más de 400 páginas que combinan citas y análisis sobre la épica, el amateurismo y la condición humana en el juego.

El deporte en la literatura

El magistrado del Tribunal Constitucional Enrique Arnaldo ha presentado su ensayo «El deporte en la literatura», una obra que tiende lazos entre las canchas y las bibliotecas a partir de un extenso itinerario de lecturas. Desde los orígenes clásicos hasta hoy, el libro muestra cómo la competición se ha narrado, interpretado y discutido en múltiples géneros y épocas.

La propuesta sostiene que el deporte no es evasión ni puro entretenimiento, sino materia cultural con lenguaje propio: a veces metáfora moral, a veces argumento central, otras espejo social. Con una mirada amplia, aborda el deporte como arte, negocio, ideología o incluso fe, en una sociedad crecientemente “deportivizada”.

Presentación en Madrid con voces del deporte y la cultura

Relación entre deporte y literatura

El acto tuvo lugar en el Auditorio Fundación Mutua Madrileña, con la participación de Jorge Valdano y Santiago Segurola, padrinos de una puesta de largo que reunió a profesionales del deporte, las letras y el ámbito jurídico. La editorial Espasa destacó la vocación del proyecto por fijar el deporte en el centro del debate cultural.

Segurola subrayó que no hay aspecto del juego que quede fuera de la mirada literaria, y que el deporte explica tanto como las artes tradicionales la vida de un país: sociedad, economía, pasiones. Calificó el ensayo de gran rigor y señaló que, aunque no comparta cada tesis, le impresiona la amplitud y el orden del trabajo.

Valdano incidió en que el deporte y la palabra se iluminan mutuamente: durante años, parte de la intelectualidad apartó la vista del fútbol, pero hubo autores que rompieron ese distanciamiento, de Vázquez Montalbán en España a Roberto Santoro en Argentina. A su juicio, sin relato el juego pierde una dimensión esencial.

La asistencia institucional fue llamativa, con presencia de referentes de la judicatura como Cándido Conde-Pumpido y otros magistrados y juristas. En nombre de la editorial, David Cebrián expresó el interés de continuar esta línea de trabajo con futuros títulos del autor.

Un mapa de lecturas: del mundo clásico a la narrativa actual

Libro sobre deporte y letras

Arnaldo viaja desde los juegos fúnebres de Patroclo relatados por Homero y los epinicios de Píndaro hasta los torneos del Cantar de Mío Cid, para enlazar después con la lírica de Alberti, Celaya o Luis Alberto de Cuenca y con ensayos y relatos de la modernidad.

El libro se detiene en autores que han mirado la competición como metáfora moral o existencial: de Unamuno a Virginia Woolf, y de John Irving a Joyce Carol Oates, quien define el boxeo como un deporte tan brillante como devorador, o el retrato de Eddy Merckx. Frente a ese ring individual, el fútbol aparece como escenario de lo colectivo, de lo compartido.

El ensayo reivindica que cultivar el cuerpo y la inteligencia son ámbitos complementarios, recuperando la tradición pedagógica que integró el ejercicio físico en la formación, una idea cercana a la de Ortega. La contemplación del juego, sostiene el autor, puede ser también una experiencia estética.

Con más de cuatrocientas páginas, la obra combina citas, análisis y conexiones transversales: la épica del amateurismo, la melancolía de los perdedores, el mito del héroe, la afición como identidad y la belleza del movimiento descrita con la finura de la gran literatura.

Deporte, cultura y mirada crítica

El libro examina el deporte en su pluralidad: negocio, espectáculo, arte e ideología. Desde los usos políticos de regímenes totalitarios hasta la profesionalización contemporánea, pasando por los rituales de la grada, Arnaldo propone herramientas para leer el juego como texto social.

Una de las imágenes centrales es la del estadio como catedral: árbitros, hinchas y jugadores forman una liturgia laica que ordena emociones y creencias. La fe deportiva, explica el autor, no invalida el juicio crítico; lo invita, al revelar cómo se construyen pertenencias y relatos.

Arnaldo reivindica que el deporte sí tiene quien lo escriba: su ensayo nace de una doble pasión —lectura y competición— y dialoga con tradiciones que van de Hemingway, Camus y Murakami, y con biografías como la biografía de Rafa Nadal, a las voces que han pensado el juego como espacio de verdad, incertidumbre y desenlace.

La trayectoria del autor —jurista de larga experiencia e implicado en el ámbito deportivo— se refleja en un trabajo prolongado durante años, sin alardes y con voluntad de ordenar una bibliografía vastísima para abrir puertas de lectura a especialistas, aficionados y curiosos.

El deporte condensa vidas en miniatura: alegría y derrota, amistad y traición, comunidad y soledad. Una materia literaria que, desde Grecia hasta hoy, sigue preguntándonos quiénes somos cuando competimos, miramos o contamos lo que sucede en el campo.

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