El Conde Lucanor

El Conde Lucanor.

El Conde Lucanor.

El Conde Lucanor es una de las obras narrativas más significativas de la literatura medieval, creada por Don Juan Manuel entre 1331 y 1335. El texto completo consta de cinco partes, aunque la más celebrada y difundida es la última (compuesta de 51 exemplas). El contenido de esta refleja fielmente la intención literaria más importante durante esta época: la esencia moralizadora.

Asimismo, El Conde Lucanor es de las primeras grandes piezas en castellano —con un registro escrito confiable— perteneciente al periodo que marcó “el principio del fin” del latín como lengua de uso generalizado. De acuerdo con los historiadores, el autor completó este relato en una de las numerosas fortalezas bajo su control: el Castillo de Molina Seca (Murcia).

El autor de El Conde Lucanor

El infante Don Juan Manuel fue uno de los personajes más poderosos del Reino de Castilla  durante la primera mitad del siglo XIV. De hecho, aglutinó una enorme cantidad de títulos nobiliarios a lo largo de su vida. Por consiguiente, fue una obra verdaderamente “ilustre” (dada la posición aristócrata del autor) para su tiempo.

No podía ser de otra manera debido a sus ancestros, pues el Rey Alfonso X, “el sabio”, fue su tío. Así como Fernando III, “el santo”, su abuelo, (ambos de su familia paterna). El escritor quedó huérfano a los ocho años, por esta razón el Rey Sancho IV de Castilla se convirtió en su tutor legal.

La lista de títulos nobiliarios

Aparte de infante, Don Juan Manuel acuñó innumerables distinciones reales. Algunas de ellas heredadas gracias a su linaje, otras le fueron otorgadas como agradecimiento por las labores desempeñadas o como parte de negociaciones políticas. La lista de títulos la encabezan Príncipe y Duque de Villena (la primera persona en recibirlo) y Señor de Escalona, Peñafiel y Elche, entre otros poblados.

En la plenitud de su vida, se convirtió en uno de los hombres más poderosos de toda la península ibérica. Llegó a contar con un ejército hasta de ¡mil caballeros!, quienes respondían exclusivamente a sus órdenes. Incluso, durante unos años puso en circulación su propia moneda (una costumbre reservada para los monarcas; él fue una excepción).

Un hombre peligroso

La figura de Don Juan Manuel ejercía tanta influencia que los reyes Fernando IV y Alfonso XI consideraron ordenar su asesinato (cada uno en distintos momentos). Sin embargo, desistieron de sus planes al prever la muy probable inestabilidad suscitada tras la muerte de este personaje.

¿Un noble indigno?

Como miembro de lo más alto de la nobleza, muchos veían con malos ojos el hecho de su dedicación a la escritura. Porque este oficio era calificado de “indigno” para un noble, más bien reservada a personas de los estratos bajos. De todas maneras, Don Juan Manuel hizo caso omiso de esas opiniones despectivas.

Inclusive, el infante llegó a reconocer que la acción de escribir le producía placer y gozo. A tal punto que —una vez se retiró de la política y de los juegos de poder— sus últimos años los dedicó exclusivamente a cultivar su arte. A decir verdad, las letras fueron un verdadero motivo de orgullo para él.

Autor a la usanza griega

Don Juan Manuel.

Don Juan Manuel.

Todo lo anterior resultaba por demás atípico. Además, la “conciencia de autor” prácticamente no existía en el periodo medieval. En ese entonces, quienes escribían se limitaban a ser meros transcriptores cuyas únicas licencias eran “embellecer” los relatos tomados de la tradición oral.

No obstante, Don Juan Manuel se aseguró de mantener sus escritos lejos de las manos de estos “transcriptores”. Muchos de sus trabajos (entre ellos, El Conde Lucanor) permanecieron ocultos durante siglos en el convento de San Pablo de Peñafiel.

El Conde Lucanor, una obra con estilo propio

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Don Juan Manuel también fue conocido como el “noble guerrero”, pues en varias oportunidades dirigió su ejército en el campo de batalla, saliendo siempre vencedor. En consecuencia, las experiencias militares lo ayudaron a solidificar un estilo literario bastante único.

A pesar de la obligatoriedad del carácter moralizante como eje de todas sus obras, la intención primaria de El Conde Lucanor era un poco diferente. En realidad, su propósito fue dirigirse a los estratos más elevados de la sociedad… a la nobleza y a las personas ilustradas.

De lo abstracto a lo concreto

Esta búsqueda particular le permitió desarrollar una narrativa capaz de prescindir de elementos abstractos para centrarse en hechos concretos. Igualmente, su meta principal era transmitir la mayor cantidad de conceptos, utilizando para ello la menor cantidad de palabras. Por ello algunos historiadores lo definen como un “conceptista” muy adelantado a su tiempo.

El Conde Lucanor, claro ejemplo de Literatura Sapiencial

Seguramente, el punto “explotado” a plenitud y con conocimiento de causa del autor, es el concepto de Literatura Sapiencial. En esencia, constituye una serie de libros breves con sentencias contundentes, siempre de carácter moralizante. Adicionalmente, el origen de sus argumentos se remonta a sabios de la Antigua Grecia.

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El Conde Lucanor apunta en esta misma dirección, aunque la génesis de las historias es de procedencia variable. En este sentido, Don Juan Manuel tomó sus experiencias personales a nivel político y en campos de batalle. De igual forma, se basó en conversaciones de diversa índole. Desde las suyas con otros miembros de la nobleza y encuentros con reyes, hasta las anécdotas de sus sirvientes.

Espíritu machista

El espíritu preponderante de esta era queda claramente reflejado en cada una de las moralejas presentes en las pequeñas exemplas. Se trata de sentencias como “en realidades ciertas os podéis confiar, más de fantasías os debéis alejar”. “Amarás sobre todo el tesoro verdadero, despreciarás, en fin, el bien perecedero”. “Al que tu enemigo solía ser ni en nada ni nunca le debes creer”.

Al revisar con “ojos millennials” el conjunto de la obra, el adjetivo “machista” salta a la vista. Una de estas fábulas se resume con el siguiente axioma: “Desde el comienzo debe enseñar el hombre a su mujer cómo se ha de portar”. En cualquier caso (para ser justos con un autor) es necesario analizar el pensamiento del autor dentro de su contexto, claro, sin ocultar ciertos hechos.

Un personaje “de película”

Frase de Don Juan Manuel.

Frase de Don Juan Manuel.

La Edad Media es uno de los periodos más controvertidos en la historia de la humanidad. En particular, los juegos políticos acaecidos en los territorios hoy ocupados por España y Portugal fueron verdaderas tramas maquiavélicas. Por este motivo, Don Juan Manuel resulta un personaje digno de una ficción a la altura de su legado.

¿Qué implicaciones tendría para un “noble caballero” encerrarse en una fortaleza y exiliarse del mundo para dedicarse a escribir? Por supuesto, su trabajo es muy apreciado en la actualidad, objeto de innumerables análisis y estudios. ¿Cómo habrán recibido sus contemporáneos (Reyes, Condes y Señores) los “sermones” de El Conde Lucanor?… Solo a ellos iban dirigidas sus enseñanzas.


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