El árbol de la ciencia, de Pío Baroja. Un análisis breve.

El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, es una de sus más grandes novelas y también un clásico de la literatura patria. Epítome narrativo del desengaño vital, es lectura obligada en institutos y similares. Hoy traigo un breve análisis de ella. Y de paso la recordamos todos.

El árbol de la ciencia

Baroja dijo en su día que era la mejor novela que escribió. De hecho, es muy autobiográfica porque la escribe según sus propias vivencias y se identifica con el personaje protagonista, Andrés Hurtado.

Tema central y estructura

Historia de una desorientación existencial, cuenta la vida de Andrés Hurtado, un hombre perdido en una vida sin sentido y en medio de sucesos adversos que lo llevan a continuos desengaños. La estructura gira en torno a él pero entremezcla también muchos elementos.

Está dividida en 7 partes que suman 53 capítulos de extensión no muy larga. Pero, interiormente, se divide en 2 ciclos o etapas de la vida de Hurtado, separadas por un intermedio en la cuarta parte, un diálogo con un tío suyo donde debaten el problema del árbol de la vida y el de la ciencia.

Partes

Las dos primeras partes están dedicadas a la formación del protagonista, su familia y estudios. Una familia que lo hace ser un chico retraído y apartado. Sus hermanos y la rigidez y desavenencias con su padre marcarán su posterior concepto de la vida, a la vez que trata de darle un propósito.

En eso transcurrirá la tercera parte. Sus estudios de medicina (como Baroja) tampoco le llenan el ansia de conocimiento que tiene y, al mismo tiempo, el contacto con los enfermos lo deprime mucho. Y además aparece Lulú, mujer que luego influirá poderosamente en él. La enfermedad y muerte de su hermano pequeño lo instalarán definitivamente en el escepticismo ante la ciencia.

En la cuarta está el debate anteriormente mencionado con su tío. Y en la quinta y sexta Andrés tiene nuevas experiencias en el campo (Alcolea, un pueblo manchego) y la ciudad, su vuelta a Madrid y la reaparición de Lulú. Por último, en la séptima, se casará con Lulú y tendrá una paz relativa, que se romperá definitivamente por la muerte de su hijo y la ruptura con su mujer. Y la única salida será el suicidio.

Personajes

Todos son de importancia y giran en torno a Andrés y Lulú. Esta última es el prototipo de mujer característica de Baroja que, por encima de todo, valora la sinceridad y la lealtad.

Están el padre déspota de Andrés; Julio Aracil, cínico y vividor amigo de la universidad; Luisito, su hermano pequeño, o Iturrioz, su tío, un filósofo de teorías muy particulares.

Ambientes

Elemento fundamental para el encuadre y desarrollo de la novela. Está el rincón de Andrés, lo que ve desde su ventana, los cafés, la sala de disección, los hospitales, etc. No hay largas descripciones de paisajes, sino bocetos por ejemplo del pueblo, la casa, los huertos, las fondas, el casino, etc.

El 98

Es la época la que condiciona todo lo anterior en El árbol de la ciencia, los personajes, los ambientes, el tono pesimista. La pobreza y contrastes entre la vida rural y urbana, la incompetencia, el desinterés y el desprecio por la cultura campaban a sus anchas.

Son lo que Baroja más quiso reflejar en esta novela y, en especial, el desánimo que provocaban. Un desánimo que marca el destino trágico de su protagonista, atenazado por una terrible cólera y el pesimismo por no saber gestionar una solución o encontrar un camino. La lucha por vivir y la vida en sí, aquí vista como la de todos los seres humanos, quedan sin explicación ni sentido y, como reza una frase de la obra, «le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable».

En definitiva

No, El árbol de la ciencia no es lectura ligera para el verano, o para cualquier otra época del año, pero es la más representativa de su época.


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