Edgar Allan Poe nació en Boston el 19 de enero de 1809, para morir apenas 40 después en Baltimore el 7 de octubre. Si se piensa un poco, pareciera que el rey del terror y los relatos cortos hubiese escogido el mes acorde a su vida.
El famoso escritor americano murió rodeado de un aura de misterio, tanto las causas de su muerte como la explicación de sus últimas palabras permanecen en secreto. El escenario de su partida es propio de la escala de grises de sus novelas negras.
Un poco de su historia
Un joven abandonado por su padre y con su madre muerta
Poe era el segundo de tres hermanos que fueron abandonados por su padre, y que terminaron de quedar huérfanos al morir su madre un año después. El hermano mayor vivía con sus abuelos, por lo que se mantuvo bajo su tutela.
La adopción y la violencia en el hogar
Por otra parte, Poe y su hermana menor fueron dados en adopción. Ambos fueron recibidos por familias de cuidados. Edgar se quedó allí y adoptó el apellido de su familia de acogida, Allan, a pesar de que nunca fue legalmente adoptado.
Ya Poe venía de una experiencia traumática, y aunque su madre adoptiva lo amaba mucho, su padrastro era un hombre violento y maltratador. Esto trajo como consecuencia que la madre, en pos de cuidarlo, lo sobreprotegió para evitar que el padrastro pudiera atacarlo.
Su estadía en Escocia e Inglaterra
Durante su crecimiento el autor vivió en Escocia e Inglaterra, y estos lugares lo marcaron de gran manera con su cultura, folklore y arquitectura. Entre las cartas de esos años se puede ver que la madrastra de Poe, Frances, estaba deprimida y que el escritor la acompañaba en el dolor.
Poe y la muerte
La muerte parecía perseguirlo. A los 14 años tuvo su primer enamoramiento de la madre de un compañero de colegio, a quien le dedicó el poema “To Helen”, poco después la joven madre murió.
El joven callado
Fue un adolescente callado y con dificultad para conectarse con el mundo exterior, con un carácter fuerte y que no soportaba la manipulación ni la grosería verbal.
Un matrimonio prohibido y una muerte inesperada
Al crecer se convirtió en un hombre igualmente ensimismado, lleno de pesadillas que lo persiguieron hasta el final. Se casó con su prima Virgina Clemm de 13 años en 1835. 8 años después la joven empezó a mostrar los claros síntomas de lo que hoy se conoce como tuberculosis.
Edgar empezó a beber y a consumir láudano (se cree), por su contenido de opio, para manejar el dolor. Es obvio que para este momento Poe cayó en una profunda depresión de la que no saldría. Virginia murió en 1947 debido a su tuberculosis.
Intento fallido de suicidio y una muerte extraña
Un año después Poe trató de suicidarse con láudano, pero falló. Volvió a Baltimore e inició una relación con una vieja novia. Se decía que se le veía feliz y la fecha de matrimonio estaba pautada para el 17 de octubre de 1949.
A pesar del supuesto compromiso, Poe desapareció hasta el 3 de octubre, cuando se le encontró en mal estado, delirando. 4 días después Poe se despidió del mundo mientras invocaba a un tal Reynolds y cerraba con un último suspiro “¡Que Dios ayude a mi pobre alma!”. Lamentablemente, y como ocurre en muchos casos, fue después de su muerte que obtuvo reconocimiento.
Poe y la depresión
Su historia es la historia viva de la depresión, sus cuentos llenos de muertes son una clara demostración de sus propias pérdidas. El escritor nunca recibió ayuda, pues para la época no era posible, por lo que su vida siempre se movió en el borde entre la sanidad y la enfermedad mental.
Según sus palabras, el cuervo de su poema está basado en un pájaro parlanchín de Dickens, pero su forma de atormentar, sus plumas negras y el aleteo doloroso del ave parecen ir más acorde con la descripción de la depresión. “El corazón delator” y “El gato negro” son claras demostraciones de cómo la culpa maltrata y enloquece. La culpa es esa hermana fea de la depresión, que siempre viene tomada de su mano y resuena el oído de cualquiera.
Edgar Allan Poe fue un ser tan atormentado que murió en medio de la pobreza por no poder hacer valer su propia pluma. La depresión lo hundió desde antes de la adolescencia y jamás dejó de aparecer en su camino, en sus relatos y escritos. Así como Garrick llenó de risas el mundo de la poesía a pesar de tener un hueco en el corazón, Poe llenó de horror la literatura gracias a su propio hueco en el corazón.