El mundo de la literatura hispanohablante ha recibido con emoción y tristeza dos noticias entrelazadas sobre Edgar Allan García: el reconocimiento con el Premio Iberoamericano Cervantes Chico 2025 y su fallecimiento pocos días después, acontecimiento que ha provocado una profunda conmoción en el ámbito cultural ecuatoriano y regional. García, considerado uno de los grandes exponentes de la literatura infantil y juvenil en Ecuador, deja una huella difícil de igualar tanto por su producción literaria como por su impacto en generaciones de lectores jóvenes.
El galardón llegó en reconocimiento a una trayectoria marcada por la sensibilidad narrativa y el compromiso con la formación de lectores. Con este logro, García se convirtió en el tercer autor ecuatoriano en recibir la distinción en la categoría iberoamericana, un hecho que volvió a situar a Ecuador en la órbita más alta de la literatura infantil escrita en español.
Una carrera dedicada a la literatura y a la educación lectora
Nacido en Guayaquil en 1958 y radicado en Quito durante gran parte de su vida, Edgar Allan García desarrolló una obra prolífica que abarca más de 80 títulos entre cuento, poesía, novela, ensayo y literatura infantil-juvenil. Entre sus libros más celebrados sobresalen Rebululú, Patatús, Cazadores de sueños, Leyendas del Ecuador y Palabrujas. Estas obras han sido fundamentales en la formación de lectores escolares y han despertado la imaginación de distintas generaciones en Ecuador y otros países de la región.
El autor también destacó por su sentido del humor, su capacidad para acercar el folklore ecuatoriano a los más jóvenes y su empeño en que la literatura fuera una herramienta de transformación y ciudadanía. Parte de su trabajo, como ‘Leyendas del Ecuador’, se convirtió en lectura obligatoria en las aulas, mientras que otros textos suyos llegaron a formar parte de planes de lectura en Argentina y fueron incluidos en antologías internacionales.
Premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional
Su carrera fue reconocida en múltiples ocasiones. En Ecuador recibió varias veces el Premio de Literatura Infantil Darío Guevara Mayorga, además del Premio Nacional de Narrativa Ismael Pérez Pazmiño y el galardón de la Bienal de Poesía de Cuenca. Su talento cruzó fronteras y, en el ámbito internacional, conquistó premios como el Pablo Neruda en poesía y el Premio Plural en cuento. Esto reafirma su presencia en el escenario literario iberoamericano.
El impacto de su obra fue tal que la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) destacó que su elección para el Cervantes Chico representaba no solo un mérito personal, sino también la vitalidad de las letras ecuatorianas en el continente. Tras Edna Iturralde (2020) y María Fernanda Heredia (2023), la distinción a García consolidó el papel de Ecuador en la literatura infantil contemporánea.
Legado que trasciende generaciones
El jurado encargado de otorgar el Premio Cervantes Chico estuvo encabezado por Dolores López Bautista y conformado por personalidades del ámbito educativo, literario y cultural de España e Iberoamérica. La valoración principal fue el aporte de García al fomento de la lectura y la creación de nuevos horizontes para niñas, niños y adolescentes.
Además de su faceta de escritor, García fue un activo participante en la vida pública ecuatoriana: se formó en Sociología, Ciencias Políticas y Psicología Transpersonal, y ejerció roles como viceministro de Cultura, presidente del Consejo Nacional de Cultura y gerente de planes gubernamentales de fomento lector. Esta combinación de acción intelectual y gestión cultural amplió su influencia en la sociedad.
Su muerte, causada por un cáncer, fue anunciada por su familia el 27 de julio y ha sido lamentada por colegas, lectores y autoridades. Su velatorio fue abierto al público en la funeraria Los Lirios, en Quito, para quienes quisieran rendirle homenaje. Las palabras de despedida de su entorno subrayan que García “no se va, sino que permanece en cada página escrita y en cada lector que inspiró”.
El Premio Iberoamericano Cervantes Chico, creado en 2019 para reconocer la trayectoria de autores de literatura infantil y juvenil de Iberoamérica, ha crecido en relevancia y permite que voces como la de García tengan mayor visibilidad y eco entre millones de lectores hispanohablantes.
Su legado en la literatura infantil y juvenil permanecerá vigente en bibliotecas, escuelas y hogares, enriqueciendo la cultura y promoviendo la lectura en generaciones futuras.
