Donna Leon, La reina del Crimen, lanza un grito de socorro en nombre del planeta

¿Qué esconde la laguna de Venecia que está acabando con el planeta?

Restos Mortales: ¿Qué oculta la laguna de Venecia?

Donna Leon, sucesora de Agatha Christie en el título de la gran reina del crimen y top ventas mundial del género negro con sus veintiséis novelas en el mercado, ha tomado la decisión de utilizar la última de ellas, Restos Mortales, como una plataforma desde donde denunciar la situación del planeta.

Reconozco que cada vez que sale un nuevo libro de Donna León, me lanzo a la librería a comprarlo. Esto me genera una propensión inconsciente a disfrutarlo y, a la vez, unas altas expectativas que Leon debe alcanzar en cada nueva aventura de Brunetti, mi comisario favorito.

Restos Mortales: ¿Género Negro?

Cuando leí la sinopsis y las críticas de Restos Mortales hablando del cambio de tercio de la dama del crimen en su última novela, me inquieté. ¿Cómo que  habíamos pasado de los crímenes contados con magia, de la invitación a vivir Venecia como si hubiéramos nacido allí, de la investigación clásica y tenaz de un delito para encontrar al culpable a hablar del cambio climático y a la reivindicación ecológica? Por primera vez, compré un libro de mi autora favorita con reticencias, con miedo a la decepción.

Empecé a leerlo y las primeras páginas no aliviaron mis recelos: Después de veinticinco excelentes entregas del comisario Brunetti  resolviendo crímenes y delitos al más puro estilo clásico, basándose en su intuición y el trabajo de campo, en la número  veintiséis, Brunetti se toma unas vacaciones por estrés.  Se va solo, sin Paola, sin los niños, a una casa en  San Erasmo, una isla en medio de la laguna veneciana. En el segundo capítulo, sin avistar ningún crimen por resolver, ya me había enganchado. No había pasado nada, Brunetti llega a la casa y allí está Casetti, el guardés, deprimido por la reciente muerte de su mujer, con su hija Francesca y su yerno. Casetti, experto remero le invita acompañarle a sus extenuantes y relajantes excursiones a remo por la laguna, donde visitan las colmenas que tiene repartidas por diferentes islas de la laguna, muchas de ellas sin habitar. Las abejas de algunas colmenas se están muriendo sin causa aparente. Solo con este argumento, con un puñado de abejas muertas ocupando el lugar de varios asesinatos por resolver,  la magia de esta escritora ya me había enredado por completo.

Avancé dejándome llevar y, aunque haciéndose de rogar, llegó la respuesta a mis expectativas: En Restos Mortales no solo mueren las abejas, es una novela negra, con cadáveres  e investigación. También cumple lo que promete la sinopsis y lo que adelantaban los que reseñaron el libro antes de que llegara a mis manos: es un grito alertando de la destrucción del planeta, una voz defendiendo la ecología que está llegando a millones de lectores. No es una novela de Brunetti al uso, sorprende lo justo para ser reconocible y, desde luego, no defrauda.

Nuevo misterio para Brunetti:¿Qué mata las abejas en Venecia?

Nuevo caso para Brunetti:¿Qué mata las abejas en Venecia?

Desentrañando el Misterio:

Llama la atención porque, en la primera mitad de la novela, ocurren muy pocas cosas, no hay hechos concretos más allá de la reflexión y los sentimientos,  pero la sensación de inquietud en el lector es creciente: hay una tensión que no se explica, no se muestra, pero se percibe entre las líneas, incluso mayor que en casos trepidantes en los que los  primeros capítulos están llenos de acción. Se lee rápido y fluido a pesar de los primeros capítulos no nos regalen ningún suceso convulso. Sientes el agotamiento de Brunetti tras horas de remar en el agua cerrada de la gran laguna, el calor del sol atravesando la camisa y un nerviosismo similar al que siente el espectador cuando, en una película de terror clásica, la música anuncia que algo horrible va a suceder.

Al terminar el libro, me quedó la misma sensación de siempre Donna León, ese «quiero más Brunetti» que le lleva a entregarnos un nuevo caso cada año, pero en esta ocasión además me dejó una extraña desazón sobre el futuro de la humanidad y eso es precisamente lo excepcional de esta historia: hoy siento necesidad callada de hacer algo y una preocupación latente en la sombra de mi pensamiento que, antes de empezar Restos Mortales,no tenía o, al menos, desconocía.

Bravo por Donna León, por atreverse a cambiar sin dejar de ser ella misma, por decidirse a probar y por acertar haciéndolo.


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