Dante Aligheri, el más famoso poeta italiano de todos los tiempos, fallecía un día como hoy de 1321 en Rávena. Hacía poco que había publicado su obra más inmortal, La divina comedia. Hoy quiero recordarlo con 7 de sus sonetos.
Dante Aligheri
Nacido en Florencia en 1265, fue también filósofo además de poeta. Perdió muy joven a sus padres y más tarde estuvo luchando por la liga güelfa contra los gibelinos toscanos. Se casó con Gemma Donati, con quien tuvo tres hijos. Pero todos sabemos que su verdadero amor e inspiración fue Beatriz, hija de Folco Portinari, que estaba ya casada con Simón de’ Enjaeza.
Cuando ella murió, Dante se dedicó a estudiar teología y filosofía y también participó en política. Ya en 1301 fue embajador en Roma y durante su ausencia, Florencia fue tomada por Carlo di Valois. La casa de Dante fue saqueada y a él le impusieron una fuerte multa conmutada luego por la pena de muerte en 1302.
Estuvo en París entre 1307 y 1309 y también anduvo en su destierro por algunas ciudades del norte italiano, hasta que en Verona empezó a escribir su obra más universal, La divina Comedia.
5 sonetos
Soneto
Amor brilla en los ojos de mi amada,
y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.
Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,
y no sabe, al mirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.
***
Soneto XL
Peregrinos que vais meditabundos
tal vez en algo que no veis presente:
¿Venís desde una tan remota gente
que os miro, con agobios tan profundos
y sin llanto en los ojos errabundos,
ir a través de la ciudad doliente,
como si ciego, sordo, indiferente,
la viera vuestro ser desde otros mundos?
Me dice el corazón entre lamentos
-parad por escucharlo unos momentos-
que al salir d’ella os seguirá el quebranto.
Ya su BEATRIZ solo es celeste sombra,
y de toda palabra que la nombra
fluye un acerbo manantial de llanto.
***
Vede perfettamente…
Bien sabe a cuál saluda y reverencia
el que vea entre damas a la mía;
todas ellas hacerle compañía
tienen de Dios como gentil clemencia.
De su beldad es tanta la excelencia
que envidias no despierta ni falsía:
bien antes, galanura y ufanía
-dones de Amor- afinca su presencia.
De su redor dimana mansedumbre
y así vestidas de su misma lumbre,
cada una, sintiéndolo, se honora.
Fue siempre todo en Ella tan luciente,
que nadie, suspirando dulcemente,
podrá olvidar su gracia arrobadora.
***
Tutti li miei penser…
Sabe solo de Amor mi pensamiento;
por él y en él lo tengo tan cambiante:
de Amor la potestad lo lleva amante,
o a loco razonar, su valimiento.
Me infunde en la esperanza dulce aliento,
o acerbo lloro en onda desbordante;
tan sólo se unifica si tremante
mi alma de pavor se ve un momento.
Y así mi suerte ignoro en la contienda,
y no querer decirlo y que lo diga:
vagando voy en amorosa erranza…
Y si con todos he de hacer alianza
vano será clamarle a mi enemiga
-la insensible Piedad- que me defienda.
***
Tanto gentile
Tanto es gentil el porte de mi amada,
tanto digna de amor cuando saluda,
que toda lengua permanece muda
y a todos avasalla su mirada.
Rauda se aleja oyéndose ensalzada
-humildad que la viste y que la escuda-,
y es a la tierra cual celeste ayuda
en humano prodigio transformada.
Tanto embeleso el contemplarla inspira,
que al corazón embriaga de ternura:
lo siente y lo comprende quien la mira.
Y en sus labios, cual signo de ventura,
vagar parece un rizo de dulzura
que el alma va diciéndole: ¡Suspira!