Escribir una obra de teatro puede representar un desafío para cualquier dramaturgo, pero sobre todo para aquellos que apenas están tomando el riesgo de internarse en la creación de un texto dramático. Sin embargo —bien sea que parta de una idea o de la petición de un director—, en este artículo te enseñaremos cómo escribir una obra de teatro en X simples pasos.
Lo primero a tener en cuenta antes de comenzar es a quién va dirigida la obra: ¿se trata de una pieza infantil, o para toda la familia? Asimismo, es fundamental discernir qué tipo de estructura tendrá, pues las bases pueden variar dependiendo de si estamos hablando de microteatro o una obra completa. Aun así, hay elementos que todo texto debe tener: planteamiento, nudo, desenlace y final.
Cómo escribir una obra de teatro en X pasos
1. Determina el género y tema principal de la obra
Antes de empezar a escribir una obra de teatro es fundamental establecer cuál será el género de la misma: es decir, si lo que se quiere escribir es una comedia, tragedia, ópera, drama, musical, monólogo o tragicomedia. En relación con ello, es necesario fijar cuál es el tema a tratar, e, incluso, si se va a dejar al espectador algún tipo de mensaje, moraleja o lección de vida.
2. Establece el contexto en que se situará la obra
Esto puede referirse a un período de tiempo específico o un evento determinado por el que deben atravesar los personajes. El momento cronológico y la situación espacio temporal son esenciales, pues van a definir no solo la escenografía y el vestuario, sino los conflictos a desarrollar en las escenas y la propia creación de los protagonistas. Por ejemplo: no es lo mismo que un hombre declare su amor en el siglo XV a que lo haga en el siglo XVIII.
3. Desarrolla la premisa de la obra
Después de haber definido el género y el contexto, es hora de establecer qué va a ocurrir en el texto dramático: ¿qué pasará?, ¿cuál será el conflicto central?, y ¿quiénes serán los personajes principales y secundarios? Estas son solo algunas de las preguntas que se deben hacer antes de pasar al siguiente punto. Para ello, es recomendable recurrir a mapas y esquemas que ayuden a situar todos los elementos.
4. Crea a los personajes y elige su rol dentro de la obra
Esta es, quizá, la parte más divertida y emocionante de escribir una obra de teatro, pues los personajes se yerguen como los elementos más importantes sobre los cuales se cimienta la historia y sus matices. Serán el armaron general que va a sostener la creación, ya que de sus conflictos y comportamientos va a depender el desarrollo de la obra. En este sentido, es necesario diseñar personajes verosímiles.
5. Esboza la estructura de la historia
La mayoría de las obras de teatro suelen dividirse en tres o cinco actos. A partir de este conocimiento, se pueden ir incorporando escenas, aunque siempre es aconsejable seguir la estructura básica de inicio, desarrollo y final, para compaginar los sucesos con el tiempo previsto con el que contará la pieza, y dirigirla hacia un cronometraje precios que invite a arcos redondos.
6. Escribe los diálogos
Si la creación de personajes es emocionante, la escritura de diálogos es como estar en un edificio intentando decidir si se corta el cable azul o el cable rojo. Se trata de un proceso delicado, porque estas líneas deben reflejar las personalidades de los héroes y hacer que la trama avance, pero es primordial mantener un equilibrio entre la información que dan y las acciones que realizan.
7. Incorpora las acotaciones
Las acotaciones son indicaciones sobre cómo deben actuar los personajes, dónde se encuentran y cómo se desarrollan las acciones en el escenario. Son cruciales para guiar a los actores y directores, permitiendo que las escenas se sientan naturales y dinámicas para el espectador.
8. Desarrollo del conflicto
En este caso, el escritor debe asegurarse de que el conflicto central se desarrolle de una manera que atrape al público. Para lograrlo, las escenas no pueden ser gratuitas: cada una de ellas debe estar diseñada de modo que haga avanzar la trama o profundice en la personalidad, filosofía, psicología y conflictos de los personajes, con el fin de crear un argumento verdaderamente plausible.
9. Resolución última del conflicto central
A partir de este punto, se debe revisar el texto en busca de errores, incoherencias o diálogos que se podrían mejorar. El escritor tiene que considerar leer la obra de teatro en voz alta, además de realizar lectura conjunta con los actores, para que todos escuchen cómo suena y tengan la posibilidad de hacer sugerencias en pro de crear una pieza sólida y redonda para el disfrute del espectador.
10. Ensayo y reescritura
Durante los ensayos de una obra de teatro pueden surgir cambios, por lo que el dramaturgo debe mantener la mente abierta y prestar atención a las sugerencias de todos los participantes. Estas modificaciones pueden ser aplicadas a los diálogos, escenas, o, incluso, personajes, según lo que funcione mejor en la práctica de la pieza y la intención del equipo con respecto a las reacciones del público.
Recomendaciones finales
- Durante la presentación: es deber del dramaturgo asegurarse de que la obra esté lista para presentarse en el tiempo pautado por el equipo y el establecimiento elegido. Para lograrlo, es vital que exista colaboración con el director, los actores y el equipo técnico, con el objetivo de que todo fluya según lo planeado.
- Recepción y feedback: tras la presentación, todos los participantes de la obra de teatro deben escuchar las opiniones del público y los críticos. Esta práctica ética ayudará a mejorar las futuras obras y afianzará la experiencia del dramaturgo, así como su habilidad para resolver futuros trabajos de escritura.
10 obras de teatro más famosas de la historia
- Romeo y Julieta, de William Shakespeare;
- La Divina Comedia, de Dante Alighieri;
- La Vida es Sueño, de Pedro Calderón de la Barca;
- El Fantasma de la Ópera, de Gaston Leroux;
- Sueño de una Noche de Verano, de William Shakespeare;
- Fuenteovejuna, de Lope de Vega;
- La Celestina, de Fernando de Rojas;
- Hamlet, de William Shakespeare;
- La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca;
- Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.