Aunque no lo creas, escribir cuentos infantiles es bastante más complicado que hacer una novela. Sí, no lo decimos de broma, es cierto. El hecho de que tengas que medir muy bien las palabras, hacerlo entendible para los niños y sobre todo conseguir que estos se diviertan y al mismo tiempo aprendan cosas no es fácil. ¿Sabes cómo escribir cuentos infantiles?
Si quieres probar pero no sabes al 100% qué debes tener en cuenta, a continuación te damos todas las claves para hacerlo y, quizá no tener un éxito con el primero, pero sí acercarte a ello con el tiempo.
Tener una buena idea
Quizá lo más importante para escribir cuentos infantiles sea tener una buena idea. Algo original, que conecte con los niños y sobre todo que los atrape.
Muchas veces a los cuentos infantiles se les da mayor protagonismo a las ilustraciones que a la historia en sí, cuando debería ser al revés. Es cierto que vas a depender de esos dibujos para atrapar a los lectores más pequeños, pero también debes darle una historia que los enganche.
Ten presente la edad de los niños
Dependiendo de la edad a la que quieras enfocarte, los cuentos serán más o menos largos. Por ejemplo, en el caso de niños pequeños, estos normalmente buscarán libros cortitos y con muchas ilustraciones; pero para algo más mayores irán superando el número de páginas y bajando las ilustraciones.
Para que te hagas una idea; no deberías hacer un libro para niños de 10 años y pretender que uno de 7 lo entienda, porque lo normal es que no lo haga.
O un libro para niños de 3 años y que a los de 10 les guste. Lo más «suave» que te dirán es que es demasiado infantil para ellos.
Pero también hay otro motivo por el que debes tener presente la edad: el lenguaje que vas a utilizar para narrarlo.
Cuando los niños son pequeños, la forma de expresarse y cómo entienden no es igual que cuando ya tienen más años. Así que debes adaptar tu lenguaje a la edad a la que te enfocas para conectar con ellos.
En el momento en que los niños leen o escuchan algo que puede parecer que está escrito para ellos (para su edad) se enganchan. Y esto es quizá lo más complicado porque tienes que conectar como escritor con tu niño infantil para «volverte niño».
Controla tus personajes
Una vez hayas definido la edad de tu cuento podrás determinar los personajes que van a formar parte de la historia. Debes saber que, cuanto más pequeños sean los niños, menos personajes debería haber, porque de lo contrario se pueden liar y no entenderlo.
En general, conviene que haya solo uno o dos personajes principales solo, y unos pocos secundarios, pero no mucho más. Conforme sean más mayores los niños sí podrás introducir algunos personajes más, pero siempre conviene usar los mínimos posibles.
Hablando de personajes, los animales son de lo más utilizado, debido a que establecen un pequeño vínculo con los niños. Por eso, en cuentos infantiles, hay muchos con estos como protagonistas.
Toca ponerse a escribir
Después de saber tu público, los personajes y la historia, el siguiente paso es ponerte a escribir. Recuerda que los cuentos infantiles no son tan largos como una novela, pero sí tienes que resumir muy bien la historia y dar todos los detalles precisos, ni más ni menos.
Si tienes dominado todo, es posible que lo escribas en una tarde, y que puedas repasarlo ese mismo día (o en los siguientes). Pero si es más largo es posible que requieras varios días. Lo que sí te aconsejamos es que no lo dejes hasta que lo acabes porque, de lo contrario, te será más difícil retomarlo y seguir en el mismo estilo que llevabas.
Repasa el lenguaje del cuento infantil
Ya has acabado el cuento. ¡Enhorabuena! Sin embargo, al escribir cuentos infantiles cometemos un fallo muy habitual: usar un lenguaje que no es el adecuado para los más pequeños. Frases largas, palabras que no entenderían, formas de expresarse que aún no entienden…
Todo esto puede arruinar la historia original que tienes. Por eso, otro de los pasos que debes dar es el de repasar el lenguaje del cuento. Asegúrate que has escrito de manera muy sencilla, con frases cortas y que no tengan entre ellas muchas ideas juntas que puedan despistar a los pequeños.
Dáselo a un niño
No hay mejor prueba para ver si un cuento infantil ha pasado la prueba que dárselo a un niño, o a varios. Si el público es demasiado pequeño, entonces lo mejor es contar el cuento. Solo así vas a saber si la historia es lo bastante buena como para que a los niños les interese.
Por ejemplo, si es un cuento para niños muy pequeños, puedes contárselo, bien a la hora de dormir, o por la tarde, para ver si despierta su curiosidad. Eso sí, ya sabes que a la hora de contarlo tienes que poner voces y cambiar el ritmo; de lo contrario, aunque sea bueno, no le va a gustar.
En el caso de que el cuento sea para un público algo más adulto (pero sin dejar de ser niños), prueba a dejárselo y que te dé su opinión sincera. Si le gusta, si no, qué le ha gustado más, qué menos, qué metería de más o qué quitaría. Todo eso te puede hacer una idea de si tienes que hacer retoques en la historia.
Si quieres publicarlo…
Finalmente, si ha pasado por manos de un niño y este ha disfrutado con él, es hora de que te plantees si publicarlo o dejarlo guardado en un cajón.
En el primer caso, tienes dos opciones: por un lado mandarlo a las editoriales y esperar que te contesten si están interesadas en la publicación de este (ten en cuenta que no deberían pedirte dinero por publicar con ellos); o bien autopublicarlo tu. En este caso tienes un problema añadido y es que, salvo que seas buen ilustrador, necesitarás pagar a alguien para que haga los dibujos o ilustraciones de partes del cuento (ya que, de lo contrario, no va a gustar a los más pequeños). Y después tendrías que maquetarlo y subirlo para publicarlo (o mandarlo a imprentas para libros en papel).
En otras palabras, hablamos de invertir un dinero en él (pero con el objetivo de sacar beneficios, por supuesto).
Coméntanos, ¿cómo escribes cuentos infantiles tú? ¿Le darías algún consejo a otros que quieren hacerlo?