Chimamanda Ngozi Adichie vuelve a la ficción con Unos cuantos sueños

  • Regresa a la novela tras una larga pausa creativa motivada por el duelo y la maternidad.
  • Unos cuantos sueños entrelaza las vidas de cuatro mujeres nigerianas marcadas por la migración.
  • Reivindica que la literatura aborde el cuerpo, los deseos y las complejidades de las mujeres.
  • Reflexiona sobre #MeToo, el caso Diallo y la necesidad de centrar el foco en los agresores.

Chimamanda Ngozi Adichie

Quien haya seguido su trayectoria sabe que Chimamanda Ngozi Adichie no publica a la ligera. Su nueva novela, Unos cuantos sueños (Random House), llega tras más de una década sin ficción larga y lo hace como un retorno que hunde sus raíces en el duelo, el oficio y la vida familiar. La escritora nigeriana, que reparte su tiempo entre Estados Unidos y Lagos, vuelve a poner el foco en la experiencia de las mujeres, la migración y la identidad, con el tono preciso y la mirada franca que la han hecho inconfundible.

Durante este tiempo, la autora de Americanah fue madre y perdió a sus progenitores con pocos meses de diferencia; en sus palabras, ese golpe íntimo desbloqueó la escritura cuando pensó que no podría volver a una novela. Adichie, conocida también por las charlas TED Todos deberíamos ser feministas y El peligro de la historia única, insiste en la complejidad: la vida no cabe en eslóganes, y el arte debe atreverse a contarlo sin maquillajes.

Un regreso impulsado por la pérdida y la necesidad de contar

Autora nigeriana en presentación literaria

Adichie ha explicado que, tras la muerte de su padre y su madre, creyó que el impulso de la ficción se había evaporado. Probó, perseveró, rezó incluso, sin resultado. Hasta que, de forma inesperada, las voces de sus personajes volvieron. No idealiza el proceso: la creación, dice, tiene algo misterioso y frágil; el miedo a no poder escribir, tras sus seres queridos, es el que más la acompaña.

Ese regreso llega con una madurez distinta. La autora habla de una «novela de adulta»: escribe ya como madre y como hija sin padres, con esa inestabilidad que cambia la perspectiva, lo que toleramos y lo que exigimos al mundo. El duelo, reconoce, puede dar una libertad rara: frases más largas, placer por el lenguaje, menos prisa por encajar en moldes.

En lo público, mantiene distancia: evita leer noticias sobre sí misma, no se busca en Internet y protege una frontera entre la vida íntima y la figura mediática. No por ello elude el debate: cuando cree que algo importa, opina y asume las consecuencias, sin pretender representar a nadie.

También mira con preocupación el clima cultural y universitario estadounidense, que percibe más rígido y punitivo que cuando estudió allí. La literatura, sostiene, pide «muchos ojos» y menos consignas; si se juzga una novela solo por alineamiento ideológico, perdemos matices y verdad.

De qué va Unos cuantos sueños

Portada y temática de Unos cuantos sueños

Ambientada entre Nigeria y Estados Unidos, y en el telón de fondo de la pandemia, Unos cuantos sueños entrelaza las vidas de cuatro mujeres con vínculos de sangre, amistad y trabajo. Son historias que dialogan entre sí y que muestran ambiciones, dilemas, afectos y presiones cotidianas.

Chiamaka es una escritora de viajes que busca el amor y pelea con el aislamiento; Zikora, una abogada brillante que encara la maternidad en circunstancias difíciles; Omelogor, una mujer que triunfó en finanzas y replantea su vida para impulsar a otras; y Kadiatou, trabajadora doméstica guineana que emigra en busca de dignidad y futuro.

La novela avanza con humor, observación aguda y escenas que no rehúyen lo incómodo. La extranjería, la soledad migrante, el deseo y las lealtades familiares marcan el pulso de un relato que alterna puntos de vista y ritmos, sin convertir a sus personajes en arquetipos ni consignas.

Adichie subraya que buena parte de lo que escribe nace de lo real, «prestado» de la vida y transformado por la ficción. No hay tesis disfrazadas de trama; hay personas con contradicciones, decisiones difíciles y una humanidad que incomoda a veces.

Migración, identidad y la familia que se ensancha

Temas de migración e identidad

«Salir de casa es un acto que tiene que ver con soñar», afirma. La criminalización actual de quienes migran le parece especialmente deshumanizadora. En Unos cuantos sueños, todas buscan una vida mejor y lidian con prejuicios, soledades y burocracias que se pegan a la piel.

La autora, que se siente entre dos mundos, reconoce una soledad particular de la extranjería. Observar desde cierta distancia, admite, forma parte de su condición de escritora. Esa mirada fronteriza permite captar matices de ambos lados.

Otro eje es la familia extensa nigeriana, donde criar no es tarea exclusiva de los padres y tías, primos y mayores ocupan un lugar crucial. A veces asfixia, a veces sostiene: muchas protagonistas protestan por las intromisiones, pero no renunciarían a esa red.

Adichie introduce además el tema del privilegio de clase sin caer en caricaturas. Recuerda que Nigeria no es solo pobreza: hay riqueza concentrada, materialismo y tensiones que moldean la vida social. Contarlas también ayuda a romper miradas simplificadas sobre África.

Cuerpos, maternidad y lo que la literatura suele apartar

Maternidad y cuerpo femenino en la literatura

La autora defiende que la llamada «literatura seria» debe ocuparse más del cuerpo y la vida interior de las mujeres. Menstruaciones dolorosas, partos reales, violencia sexual o la menopausia rara vez comparecen con honestidad; cuando se omiten, falta un trozo decisivo de la experiencia humana.

Se reivindica feminista como persona, pero rechaza la etiqueta de «escritora feminista»: no quiere que sus novelas se lean como un catecismo donde los personajes hagan siempre lo correcto. Prefiere la libertad radical de la ficción, que permite mostrar contradicciones sin moralejas.

También insiste en la lectura cruzada: si más hombres leyeran libros sobre las vidas y cuerpos de las mujeres, quizá mejoraría la conversación entre géneros. Las mujeres, recuerda, leen a autoras y autores; con los hombres, no siempre sucede lo mismo.

En paralelo, cuestiona las ideas prefabricadas de éxito y maternidad. La presión para casarse o ser madre —externa e interna— sigue vigente, y muchas veces el sueño propio de una mujer se juzga como menos prioritario que el de los hombres.

#MeToo, el caso Diallo y la mirada sobre la víctima

Reflexión sobre #MeToo y justicia

Kadiatou, uno de los centros morales del libro, se inspira en Nafissatou Diallo, la trabajadora de hotel que acusó en 2011 a Dominique Strauss-Kahn. Adichie siguió aquel caso con esperanza y luego con desgarro: el foco público terminó posándose sobre la víctima, no sobre el presunto agresor.

Para la autora, el acoso sexual es de los pocos delitos donde se exige perfección a quien denuncia. Si la víctima no encaja en el molde del «ángel impecable», parece que pierde de antemano. La novela no reabre expedientes, pero restituye dignidad narrativa a un personaje históricamente desoído.

Sobre #MeToo, ve avances y retrocesos: un impulso valioso al que le faltó recorrido y que hoy convive con discursos más reaccionarios sobre el lugar de las mujeres. Le preocupa que las simplificaciones morales borren matices imprescindibles para entender la conducta humana.

Adichie propone, además, redefinir la masculinidad en positivo —valentía, fuerza, justicia— sin convertirla en su versión «feminizada». Y, ante la violencia contra mujeres y niñas, pide centrar la respuesta en quienes la causan, no en quienes la sufren.

Fuera del libro, su figura también ha sido objeto de controversias públicas —desde debates sobre la identidad de género hasta su maternidad mediante gestación subrogada legal en su lugar de residencia—. Las asume sin victimismo: hablar claro tiene costes, pero el silencio no es una opción cuando algo le importa.

Lo que Adichie pone sobre la mesa con Unos cuantos sueños es una invitación a mirar sin filtros: cuatro vidas entrelazadas que iluminan migración, deseo, familia y justicia, contadas con la libertad de la ficción y la honestidad de quien sabe que el mundo es complejo. Una novela grande de tema y de aliento que confirma, sin aspavientos, por qué su voz pesa tanto en el mapa literario contemporáneo.

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