Carta de Jane Austen a su hermana Cassandra

English novelist Jane Austen, shown here in an original family portrait, was born in December 1775.

Jane Austen no tuvo un merecido reconocimiento en vida, literariamente hablando, pero sus obras, después de su fallecimiento se han convertido en grandes novelas de la literatura clásica casi de obligada lectura. Hemos de recordar que esta prolífica escritora tuvo que escribir sus novelas de forma anónima, novelas como por ejemplo «Sentido y sensibilidad», «Orgullo y prejuicio» y «Emma», por citar sólo tres. Al igual que ocurría con el caso de George Orwell, en el artículo escrito hace unos días que podéis leer aquí, Jane Austen también escribió numerosas cartas, sobre todo a su mejor amiga y hermana, Cassandra Austen. La mayoría de ellas fueron destruidas pero aún se conservan alrededor de unas doscientas. Entre todas ellas hemos seleccionado esta que a continuación os traduzco, una carta de Jane Austen a su hermana Cassandra:

Steventon

Jueves, 20 de noviembre de 1800.

Mi querida Cassandra,

Tu carta me tomó bastante por sorpresa esta mañana; que ha sido muy bienvenida, sin embargo, y yo te estoy muy agradecida por ella. Creo que he bebido demasiado vino anoche en Hurstbourne; No sé a qué otra cosa puede deberse el temblor de mi mano ahora. Por tanto, perdóname cualquier error en la escritura de esta carta.

Tu deseo de oír de mi domingo, tal vez, te será difícil de entender, porque una es propensa a pensar mucho más de este tipo de cosas por la mañana después de que ocurren, que cuando están pasando.

Fue una tarde agradable. Charles la encontró notablemente así, pero no puedo decir por qué, a menos que la ausencia de la señorita Terry, hacia la cual su conciencia le reprocha con ser ahora perfectamente indiferente, fue un alivio para él. Hubieron sólo doce bailes, de los cuales yo bailé nueve, el resto no pude bailarlos por falta de acompañante. Comenzamos a las diez, cenamos a la una y fuimos a Deane antes de las cinco. No eran más que cincuenta personas en la habitación; muy pocas familias de hecho, de nuestro lado del condado, y no muchos más de los otros. Mis compañeros eran los dos señoritos Johns, Hooper y Holder, y el muy prodigioso Sr. Mathew, con quien bailé el último.

Habían muy pocas bellezas, y tal como esperaba, ninguno muy guapo. La señorita Iremonger no se veía bien, y el señor Blount fue el único muy admirado. Ella apareció exactamente como lo hizo en septiembre, con la misma cara ancha, envuelta en diamantes, zapatos blancos, esposo de rosa y cuello gordo. Las dos señoritas Coxes estaban allí: tracé conversación con la chica vulgar, que bailó en Enham hace ocho años; la otra es refinada, una chica buena y de buen futuro, Catalina Bigg. Miré al Sr. Thomas Champneys y pensé en la pobre Rosalie. Miré a su hija y me pareció un animal raro con un cuello blanco. La señora Warren, me obliga a pensar, una mujer joven muy fina, que me apena mucho. Consiguió deshacerse en una parte del baile de su hijo y bailó con gran actividad. Su marido es bastante feo, más feo aún que su primo Juan; pero él no parece tan viejo. Las señoritas Maitland son ambas preciosas, muy parecidas a Anne, con piel morena, ojos grandes y oscuros, y una buena nariz. El general tiene la gota, y la señora Maitland la ictericia. Las señoritas Debary, Susan y Sally, iban de negro, de estatura baja, hicieron su aparición, y yo estaba parada frente a ellas tanto como su mal aliento me permitía.

María me dijo que me veía muy bien. Me puse el vestido y el pañuelo de mi tía y mi pelo estaba al menos ordenado, que era toda mi ambición.

Tuvimos un día muy agradable el lunes a Ashe, nos sentamos catorce a la cena en el estudio, en el comedor no era habitual desde que las tormentas derribaron su chimenea. La señora Bramston habló un buen rato, cosa que el Sr. Bramston y el Sr. Secretario parecían casi por igual disfrutar. Hubo un ‘whist’ y una mesa de casino, y seis foráneos. Rice y Lucy hicieron el amor, Mat. Robinson se quedó dormido, James y la señora Augusta leyeron alternativamente el folleto Dr. Finnis en el ‘cow-pox’, y me concedió mi compañía por turnos.

Los tres Digweeds llegaronel martes y jugamos en una piscina en el comercio. James Digweed dejó Hampshire hoy. Creo que debe ser en amor a usted, de su ansiedad por ir a las bolas de Faversham, y por tu ausencia. ¿No es una idea valiente? Nunca se me ocurrió antes, pero me atrevo a decir que así fue.

Adiós; Charles le envía su mejor amor y Edward su peor. Si piensa que la distinción es inadecuada, puedes hacerla tú misma. Él te escribirá cuando regrese a su nave, y mientras tanto deseo que me considere como

su afectuosa hermana, JA.

Breve biografía de Jane Austen: Vida y literatura

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Imagen de la película «Emma»

Jane Austen nació en Steventon el 16 de diciembre de 1775. Creció en una familia acomodada de la burguesía agraria y vivió en plenitud la época conocida como La Regencia. Casi todas sus obras fueron escritas bajo seudónimo y su gran apoyo literario fue Sir Walter Scott quien dio un empujón a su obra gracias a su favorable reseña de su novela «Emma».

Algunos de sus libros han sido llevados a la gran pantalla, siendo el caso más nombrado y conocido «Orgullo y prejuicio».

En casi todos sus libros se habla del amor, cosa bastante ilógica cuando Jane Austen nunca contuvo matrimonio ni tampoco lo quería. Por eso es un amor algo utópico, basado sobre todo en una observación ajena.

Novelas publicadas

  • «Sentido y sensibilidad» (1811).
  • «Orgullo y prejuicio» (1813).
  • «Mansfield Park» (1814).
  • «Emma» (1815).
  • «La abadía de Northanger» (1818), obra póstuma.
  • «Persuasión» (1818), obra póstuma.

Jane Austen murió el 18 de julio de 1817 en Winchester. Su sepultura está en el transepto norte de la nave del Castillo de Winchester, el cuál recibe numerosas visitas diarias debido a que los restos de la escritora se encuentran allí enterrados.

Frases célebres de Jane Austen

Jane Austen

  • «La vanidad y orgullo son cosas diferentes, aunque las palabras se usan de forma sinónima a menudo. Una persona puede ser orgullosa sin ser vanidosa. El orgullo se relaciona  más con nuestra opinión de nosotros mismos: la vanidad, con lo que nos gustaría que otros pensasen de nosotros».
  • «El egoísmo debe ser siempre perdonado, porque no hay esperanza de cura».
  • «La falta de generosidad de sus parientes lo lleva a asombrarse de encontrar amistad en otras partes».
  • «Creo que en todo individuo hay cierta tendencia a un determinado mal, a un defecto innato, que ni siquiera la mejor educación puede vencer».
  • «Sólo estoy dispuesta a actuar de la manera más acorde, en mi opinión, con mi futura felicidad, sin tener en cuenta lo que usted o cualquier otra persona igualmente ajena a mí, piense».
  • «Normalmente todos empezamos por una ligera preferencia, y eso sí puede ser simplemente porque sí, sin motivo; pero hay muy pocos que tengan tanto corazón como para enamorarse sin haber sido estimulados».
  • «Pero mientras la gente se deje arrastrar por su imaginación para formarse juicios errados sobre nuestra conducta y la califique basándose en meras apariencias, nuestra felicidad estará siempre a merced del azar».
  • «¡Qué pronto surgen razones para aprobar lo que nos gusta!»

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