Segundo artículo dedicado a autores independientes. Hoy tengo a Gabriel Romero de Ávila, de raíces también en La Solana, pero muy trotamundos y ahora afincado en Galicia, a la vera del puente de Rande. Autor de La reina demonio del río Isis, también colabora como articulista en el diario digital Vigo è.
En el test de las 10 preguntas Gabriel Romero de Ávila nos cuenta sobre sus libros y autores preferidos, sus influencias, sus manías, sus lecturas, sus proyectos y experiencias. En definitiva, siempre está bien ir descubriendo más voces literarias.
¿Quién es Gabriel Romero de Ávila?
Nací en Madrid, estudié Medicina y he vivido en Leeds, Newcastle, Tenerife y Pontevedra, para finalmente establecerme en Vigo, pero nunca he podido dejar de viajar.
La reina demonio del río Isis
En los primeros meses de 1852 los Imperios británico y otomano se disputan la posesión de la hermosa nación de Nilidia. Pronto se darán cuenta de que esta batalla no va a ser sencilla, cuando en el combate por el alma y las calles de la ciudad de Basser intervengan una terrible maldición, una reliquia con poderes mágicos, un gobernador enamorado de una mujer occidental, la esposa despechada, un brujo esclavista, piratas del río Isis, casacas rojas, monstruos de pesadilla y Allan Quatermain.
10 preguntas
1. ¿Recuerdas el primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
En mi casa hubo un montón de libros siempre. Crecí con los cuentos de Andersen, las fábulas de Samaniego y las novelas de aventuras de Julio Verne, Arthur Conan Doyle y Emilio Salgari. Eran aquellos tiempos previos a la informática, cuando todos éramos más inocentes, sólo había dos canales de televisión y nuestra gran malicia era ver las películas de dos rombos.
La primera historia que escribí fue una copia descarada de Sherlock Holmes, en la que sólo cambiaba los nombres de los personajes y la trama era infumable. La hice con la vieja máquina de escribir de mi padre y unas enormes hojas de libreta, y luego él me ayudaba a graparlas. Aún la guardo en casa (sólo por el valor de la nostalgia, claro, porque de verdad que era horrible).
2. ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
De joven leí Sandokan, la novela que más me sorprendió durante muchos años, porque me demostró que los malos son mucho más complejos que los buenos, y que a veces tienen más razón para hacer lo que hacen. De entonces viene mi pasión por el mar. Luego descubrí que me mareaba hasta en las barcas del Retiro, y no pude ser pirata en Malasia. Por eso me puse a escribir.
3. ¿Quién es tu escritor favorito? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
Entre los clásicos me pierden Salgari y Hemingway. Pero también admiro a muchos otros, como Steinbeck, Zweig, Sabatini o Anthony Hope.
Entre los actuales mis preferidos son Vázquez–Figueroa, Pérez–Reverte y Javier Reverte. También sigo de cerca a Espido Freire y Máxim Huerta. Y Alessandro Baricco es increíble.
Mi principal problema es encontrar espacio en casa para más libros. Ya no me quedan más estanterías libres, ni tiempo en el día para leer más. Si a alguien le sobra alguna de esas cosas, que me la pase.
4. ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
Uno de los mejores personajes de la literatura de los últimos tiempos es Diego Alatriste: noble y heroico, con el fatalismo propio de su época. De cerca le sigue Lorenzo Falcó, que juega con todos los bandos y tiene muy poco del glamour de 007.
5. ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?
Al leer, suelo tener poca paciencia. No soy capaz de terminar un libro que no me enganche. Es lo que llamo «el test de las 50 páginas»: si en ese espacio no he encontrado elementos que me atraigan, no tengo la paciencia suficiente para continuar.
Al escribir, me pasa más o menos lo mismo. Por eso tengo mil novelas en la cabeza, pero la selección natural hace que sólo sobrevivan las mejores (o las mutaciones que les permiten adaptarse al medio).
6. ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
A pesar de que crecí sin informática, ahora me he vuelto un adicto a las nuevas tecnologías, y gracias a ellas puedo leer en cualquier momento: llevo libros en el móvil o en la tableta y aprovecho cualquier ocasión. Incluso en el coche, gracias a los audiolibros, que han sido mi mejor descubrimiento de los últimos años.
Con la escritura, me pasa algo parecido: no hay un instante perdido.
7. ¿Qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como autor?
Me he propuesto no volver a nombrar a Salgari, así que ahora repetiré a Hemingway: no hay nadie que domine los diálogos (y los silencios) como él. Cada una de sus páginas está llena de magia. Y me enseñó que una gran historia se puede contar en poquísimo espacio.
8. ¿Tus géneros favoritos?
Leo géneros muy diversos, pero adoro las novelas de aventuras y de viajes. También la novela histórica y el género negro. Incluso un poco de costumbrismo, pero no demasiado.
9. ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
Este año empecé la técnica del «bote literario»: meter un euro en un bote por cada libro que lea, y ese dinero sólo se puede sacar a final de año, y sólo se puede gastar en más libros. Ya llevo 20 euros ahorrados en lo que va de año, así que mi adicción va a seguir creciendo. Ahora mismo estoy empezando Scaramouche, de Rafael Sabatini; y Flor del desierto, de Waris Dirie.
Sobre la escritura, ando investigando la vida de las tribus nómadas del desierto del Sahara, la expansión del Islam por esos territorios y los enfrentamientos entre los corsarios berberiscos y los caballeros de Malta. En breve puedo tener lista una novela. O veinte, porque esos temas darían para mucho.
10. ¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?
Tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes. Internet ha dado accesibilidad a escritores que ahora pueden contactar fácilmente con editoriales, autopublicar, promocionarse, mostrar su trabajo, etc. El mundo literario ha cambiado muchísimo, pero también los lectores hemos cambiado. Todos aprendemos nuevas reglas, a veces sobre la marcha. Pero desde luego es una época fascinante. Nunca hubo tanta actividad, tantos autores y tanto trabajo por hacer. Y me estoy divirtiendo una barbaridad.