Analizando Descolonizar la mente, de Ngũgĩ wa Thiong’o

Parte del mundo concibe África como un lugar donde priman los colores, la fusión y la naturaleza, pero también la pobreza, basura e incultura resultantes de una colonización que durante años ha consumido las esperanzas de comunidades con un potencial único. Estos y otros temas son tratados desde la rama cultural, más concretamente a través de la literatura, la poesía y el teatro de Kenia en el libro Descolonizar la mente, de Ngũgĩ wa Thiong’o, uno de los grandes pensadores y autores del continente más grande del mundo.

Descolonizar la mente: Exponiendo la raíz del problema africano

Descolonizar la mente es, posiblemente, uno de los mejores libros sobre la problemática de África que puedes leer, en parte porque aborda el conflicto desde su propia raíz, apoyándose en el arte y la educación como dos valores entrelazados y al mismo tiempo aplastados por un imperialismo de cuyos vestigios aún son prisioneros no sólo los pueblos de África, sino también los de Asia o Latinoamérica, a cuyos habitantes el autor se refiere como «condenados del mundo». Pero vayamos por partes.

Descolonizar la mente es un ensayo que reúne cuatro conferencias realizadas entre 1981 y 1985 por Ngũgĩ wa Thiong’o, académico del pueblo gikuyu, en Kenia, exiliado en el extranjero desde hace más de veinticinco años por el hecho de atreverse a retar al neocolonialismo desde la cultura, principal tema que del libro.

El imperialismo en África durante el siglo XIX, tanto el inglés, francés, alemán o portugués, fue una tendencia que no sólo se apropió de las tierras de los africanos, sino que también les obligó a mirar hacia su propia cultura con vergüenza y enfocar sus intereses en pos de una occidental a la que nunca podrían acceder. Por supuesto, en esta nueva visión había una total exclusión de la literatura africana (ejemplo de ello fue el Congreso de Escritores Africanos de Expresión Inglesa celebrado en Uganda en 1962 y al que el poeta tanzano Shabaan Robert, uno de los mas universales de África, no fue invitado por el hecho de publicar todo su trabajo en swahili). En Descolonizar la mente Thiong’o trata este y otros hechos derivados tanto del imperialismo como del neocolonialismo, el principal problema actual de África.

África es un continente de muchos pueblos, etnias y lenguas, de una oratorio y poesía única. Por ello, una de las primeras medidas del colonialismo cultural al que Occidente sometió a África fue el de influenciar a sus nuevas generaciones mediante la sustitución de su lengua por el inglés o implantar un sistema educativo en el que los cuentos africanos se veían reemplazados por obras de Shakespeare o T.S.Elliot, por libros en los que la visión exótica de Europa sobre el Tercer Mundo era la de un lugar de hombre salvajes e incivilizados. Este «lavado de cabeza» en los africanos ha supuesto el gran problema de la población africano según Thiong’o, quien mucho antes de su exilio escribió una obra de teatro que analizaba tal problemático y cuyo éxito entre la población fue motivo suficiente para acabar en prisión.

Thiong’o: El gikuyu como arma

El derecho a escribir en tu lengua

Thiong’o nació en 1938 en Limuru (Kenia), siendo testigo directo de la revuelta del Mau Mau por la independencia de su país, alcanzada en 1963. Al mismo tiempo, y gracias a sus buenas notas, consiguió acceder como académico a esa clase elitista imperialista que tomaba (y sigue haciéndolo) las más importantes decisiones del país, posición que le permitió actuar por la defensa de las lengua y culturas minoritarias. Entre las novelas de Thiong’o encontramos The river between (1965), Un grano de trigo (1967) o, más recientemente, El brujo del cuervo (2006). Sin embargo, la piedra angular de su obra sería la escritura de la obra de teatro Ngaahika Ndeenda, representada en el  Centro Educativo y Cultural Comunitario de Kamiriitu en 1977 y motivo por el que, un año después, Thiong’o sería llevado a prisión. Sería allí donde escribiría su primera obra en gikuyu, Caitaani Mutharabaini, en un rollo de papel higiénico lo suficiente grueso, «detalle» imperialista a fin de hacer que  los presos locales sufrieran hasta cuando iban al cuarto de baño. Tras salir de prisión, Thiong’o y su familia se mudaron a Estados Unidos, desde donde el autor ha seguido defendiendo su causa.

Descolonizar la mente es posiblemente el libro más explícito del autor respecto a la problemática de África. De hecho, citaré textualmente algunas de las citas del libro como prueba de esa esencia rabiosamente actual:

Estudiar la continuidad histórica de una cultura: ¿por qué no puede ser la africana? ¿Por qué no puede la literatura africana estar en el centro, de modo que podamos considerar el resto de las culturas en relación con ella?

A su vez, de esta llamada a la acción surge el principal problema de la África actual, según Thiong’o:

El estado neocolonial es la negación del progreso y el desarrollo de África. La derrota del imperialismo y neocolonialismo, y, por tanto, la liberación de los recursos naturales y humanos y de todas las fuerzas productivas de la nación sería el principio del auténtico progreso y desarrollo de África.

Días antes de comenzar el libro tenía listo un cuento sobre el neocolonialismo ambientado en Cabo Verde que se ha visto más que influenciado por las palabras Thiong’o.

Un hombre que arriesgó su vida por convertir una lengua y la cultura que de ella deriva en la mejor arma en pos de la paz, de la igualdad de los pueblos africanos respecto a un mundo opresor.


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  1.   Piper Valca dijo

    Lo único que puedo refutar es tu frase de apertura: ¿basura e incultura? Creo que es demasiado arriesgado definir a todo un continente bajo esas palabras. Te regreso la pregunta: ¿qué ves cuando miras hacia Europa? ¿limpieza y Cultura? Estás asumiendo que en Africa no hay cultura sin un argumento que lo soporte y le de validez, perpetuando su imagen de salvajismo, solo porque su cultura es diferente a la tuya, y ahí radica el problema.

    Estás cometiendo el error de basarte en que tus condiciones sociales y/o culturales son reglas universales, y que todo aquello que sea diferente o se salga de ese canón sea negativo.

    ¿Cuáles son tus referencias? ¿Es estrictamente necesario dar esa imagen de Africa para abrir el artículo (que en general es muy bueno)?

    Perdón si sueno agresivo.