Duelo de Pushkin. Pintura de Adrian Volkov.
Alexander Serguéyevich Pushkin es seguramente el más conocido y admirado poeta ruso, pero también fue novelista y dramaturgo. Y el pasado día 6 se cuentan ya 239 años de su nacimiento en Moscú. De orígenes aristocráticos, es considerado el padre de la literatura rusa moderna. Y también fue un enamorado de España. Hoy quiero dedicarle este artículo porque uno de sus poemas, El prisionero, aparte de ser uno de mis preferidos, también me inspiró a mí para una de mis novelas. Así que ahí va mi recuerdo a su figura con otros 6 más.
Alexander Serguéyevich Pushkin
Alexander Pushkin pertenecía a una familia de aristócratas rusos, pero por sus venas corría la sangre de un paje negro que había servido al zar Pedro I el Grande. Fueron su abuela y su cuidadora, a las apreciaba más, las que le enseñaron y transmitieron la pasión por los cuentos y la poesía popular rusa. Fue lector muy precoz y no dudaba en coger los volúmenes de la biblioteca de su padre, además de asistir a las tertulias literarias que se celebraban en su casa.
A los doce años lo admitieron en el recién creado Liceo Imperial (que mucho más tarde fue llamado Liceo Puskhin), y allí fue donde descubrió su vocación poética. Sus profesores lo animaron a publicar sus primeros poemas y lo hizo en la revista Vestnik Evropy.
Su poesía en aquellos años de juventud era más sentimental que ideológica, pero algunos de los poemas que escribió como La libertad o El pueblo llamaron la atención de los servicios secretos zaristas. Aquello lo puso en el punto de mira y fue acusado de actividades subversivas, lo que lo obligó a exiliarse. Estuvo en Ucrania y Crimea. Aquella experiencia lo marcó y se reflejó en sus principales poemas como El prisionero del Cáucaso o Los hermanos bandoleros.
Contrajo matrimonio con Natalia Goncharova, y a causa de defender su honor, murió con apenas 37 años por la herida de bala a manos de un militar francés en un duelo. Pero ya se le consideraba el padre de la lengua literaria rusa y el fundador de la literatura rusa moderna. El gobierno ruso decidió realizar un funeral secreto para evitar posibles revueltas y manifestaciones políticas de sus admiradores.
Obra
Su obra contiene una mezcla de realismo, historia, romanticismo y sátira y entre sus títulos más importantes están Borís Godunov, Eugene Onegin, Poltava, Los jinetes de bronce, La hija del capitán o La dama de picas.
Su amor por España empezó al encontrarse para su inspiración con la literatura del Siglo de Oro. Quedó fascinado con las figuras de Don Juan y Don Quijote. Y dos de sus obras, el drama El convidado de piedra y el poema El pobre caballero, beben de esas fuentes.
7 poemas escogidos
Apuro sediento tu tierno gemido
Apuro sediento tu tierno gemido,
tu intimidad que me embriaga
y ardiente, la lengua del dulce deseo,
pasión cuyo vino no sacia.
Pero corta con ese relato,
oculta, calla tu sueño:
su llama que quema yo temo,
tengo miedo de saber tu secreto.
Del céfiro nocturno
Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.
Salió la luna dorada,
¡silen…! ¡chis!… guitarra al son.
La española enamorada
se ha asomado a su balcón.
Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.
¡Quítate, ángel, la mantilla!
¡Cual claro día muéstrate!
¡Por la férrea barandilla
enseña el divino pie!
Del céfiro nocturno
éter fluye.
Bulle,
huye
el Guadalquivir.
Fue en su patria, bajo aquel cielo azul
Fue en su patria, bajo aquel cielo azul
ella, la marchita rosa…
Al fin murió, un hálito eras tú,
sombra adolescente que nadie toca;
pero una línea hay entre nosotros, es un abismo.
Intenté, en vano, avivar mi sentimiento:
la muerte dijeron los labios con oscuro cinismo,
y, yo la atendí indiferente.
A quién amé entonces con alma fervorosa,
a quién le di mi amor en vilo,
con tanta infinita, amante tristeza,
con callado martirio, con delirio.
¿Qué fue del amor y la pena? Ay en el alma mía
para la ingenua, la pobre sombra,
para el feliz recuerdo de los perdidos días,
no tengo lágrimas, ni música que la nombra.
El prisionero
Estoy entre rejas en húmeda celda.
Criada en cautiverio, un águila joven,
mi triste compaña, batiendo sus alas,
junto a la ventana su pitanza pica.
La pica, la arroja, mira la ventana,
como si pensara lo mismo que yo.
Sus ojos me llaman y su griterío,
y proferir quiere: ¡Alcemos el vuelo!
¡Tú y yo somos libres como el viento, hermana!
Huyamos, es hora, do blanquea entre nubes
la montaña y brilla de azul la marina,
donde paseemos sólo el viento. ..¡y yo!
Todo lo sacrifico a tu memoria
Todo lo sacrifico a tu memoria:
los acentos de la lira inspirada,
el llanto de una joven abrasada,
el temblor de mis celos. De la gloria
el brillo, y mi destierro tenebroso,
lo bello de mis claros pensamientos
y la venganza, sueño tormentoso
de mis encarnizados sufrimientos.
El cantor
¿Echasteis la voz nocturna junto al soto
del cantor del amor, del cantor de su pena?
en la hora matutina, cuando callan los campos
y el son triste y sencillo de la zampoña suena,
¿no la habéis escuchado?
¿Hallasteis en la yerma oscuridad boscosa
al cantor del amor, al cantor de su pena?
¿Notasteis su sonrisa, la huella de su llanto,
su apacible mirada, de melancolía llena?
¿No lo habéis encontrado?
¿Suspirasteis atentos a la voz apacible
del cantor del amor, del cantor de su pena?
Cuando visteis al joven en medio de los bosques,
al cruzar su mirada sin brillo con la vuestra,
¿no habéis suspirado?
Yo la amé
Yo la amé,
y ese amor tal vez,
está en mi alma todavía, quema mi pecho.
Pero confundirla más, no quiero.
Que no le traiga pena este amor mío.
Yola amé. Sin esperanza, con locura.
Sin voz, por los celos consumido;
la amé, sin engaño, con ternura,
tanto, que ojalá lo quiera Dios,
y que otro, amor le tenga como el mío.