Algunos agostos literarios para todos los gustos

Hay tantos agostos como uno quiera. Los de vacaciones consagradas al sol, la playa, el mar o la montaña. Los de trabajo solitario (o no tanto) en la oficina de la ciudad vacía y tranquila. Los de viajes que por fin pueden hacerse. También los infernales o de frío en rostro. Por aquí, como el título de Eduard Palomares, no cerramos en agosto. Siempre andamos con la tecla a punto y miles de libros e historias para comentar, recomendar o descubrir. Estas son 6 lecturas escogidas. Porque hay muchos agostos.

Agostos bélicos

Los cañones de agosto – Bárbara W. Tuchman

Publicado en 1962, significó el premio Pulitzer para su autora en ese año y su posterior consideración como clásico en su género. También de lectura obligada para los aficionados a aquella época tan convulsa y negra de la Gran Guerra. Una reconstrucción del panorama dramático, la tensión psicológica, la incertidumbre y el desconcierto del intenso mes de agosto de 1914, cuando se dispararon los primeros cañones del preludio de la Primera Guerra Mundial.

Agostos costumbristas y familiares

Luz de agosto – William Faulkner

Una de las obras más representativas de este escritor ya clásico estadounidense. Aparecen algunos de los personajes más memorables que creó como la cándida y a la vez intrépida Lena Grove, en busca del padre de su hijo. O el reverendo Gal Hightower, atormentado por las constantes visiones que tiene de soldados de caballería confederados. Y Joe Christmas, un misterioso vagabundo también perseguido por los orígenes raciales de sus antepasados.

Con esta novela Faulkner se convirtió en uno de los cronistas más reconocibles de su tiempo.

Agosto – Tracy Letts

No nos movemos de Estados Unidos en este retrato de una familia disfuncional de la América profunda en su peor momento. En su haber narrativo abundan el ingenio, la acidez, la ironía y la tragedia, además de mucho humor negro.

Los Weston son una familia que, después de la desaparición de su patriarca, se reúne una calurosa noche de verano. Allí no tardarán en surgir todos los conflictos y sentimientos reprimidos durante años, del pasado y del presente, y entre secretos y verdades a medias.

Fue también Premio Pulitzer de Teatro en 2008, y hace unos años se hizo la adaptación cinematográfica que protagonizan Julia Roberts, Meryl Streep y Ewan McGregor.

Agostos negros

No cerramos en agosto – Eduard Palomares

Palomares recogió el testigo del género negro barcelonés para adaptarlo al siglo XXI de contratos basura, alquileres por las nubes, turismo masivo y otras plagas sociales. Y se vale de un crimen como excusa para el retrato de esa Barcelona tan cambiada.

El protagonista es Jordi Viassolo, un becario temporal y mal pagado en una agencia de detectives. En realidad, solo debe encargarse de mantener el despacho abierto durante el verano sin meterse en líos. Pero entonces aparece un cliente desesperado asegurando que su mujer ha desaparecido. Y Viassolo, tímido e inexperto, ve su oportunidad antes una investigación supuestamente fácil. Pero solo es supuestamente.

Tres días de agosto – Jordi Sierra i Fabra

Y seguimos en Barcelona con el séptimo caso de la serie del inspector Miquel Mascarell, donde tendrá tres días para resolver un misterio que dura ya doce años y que está relacionado con los bombardeos de 1938 en la ciudad. Estamos en 1950 y Mascarell, cuando desaparece Patro Quintana, su mujer, recibe una nota donde se le pide que en tres días debe resolver un caso que dejó inconcluso en el 38 o ella morirá. Pero además, en plena investigación, descubrirá algo que va a cambiarle la vida.

Ardores de agosto – Andrea Camilleri

Camilleri acaba de fallecer y esta lectura puede ser un buen homenaje a su figura. Se trata del décimo caso de su comisario Montalbano, que transcurre bajo un calor asfixiante. Montalbano está esperando la llegada de Livia, que viene con unos amigos a pasar las vacaciones en una solitaria casita frente a la playa. Pero todo se tuerce cuando, en el sótano de la casa, aparece un baúl con un cadáver dentro.


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