7 malos hábitos de escritor a erradicar

Los escritores nos encerramos a veces en un universo propio, uno que tiene sus propias reglas y donde la inspiración o la ilusión por lo que hacemos pueden llegar a primar por encima del resultado de nuestra propia obra en alguna que otra ocasión. Una realidad reflejada en estos siguiente 7 malos hábitos de escritor a erradicar durante nuestra próxima aventura literaria. 

No dejar reposar lo escrito

En la escritura, como en otras muchas facetas de la vida, actuar en caliente no siempre puede ser una buena idea. Y la corrección es, posiblemente, la parte del proceso creativo más quisquillosa, siendo muchos  los trabajos que terminan siendo víctimas de las “prisas”. Dejar reposar lo que has escrito durante horas o días para volver a releerlo no solo te permitirá adquirir una perspectiva más objetivo de lo que has hecho, sino que podrás aplicar los cambios apropiados.

Uno de los malos hábitos de escritor más comunes.

La falta de sutileza

“Él no había ido a la playa y ella, sola porque no le había encontrado, comenzó a llorar pensando en qué habría pasado si él hubiera venido” no es lo mismo que “Pasaron las horas. Y al fin, decepcionada, lloró”. Y así sucesivos ejemplos de esa costumbre de dejarlo todo bien claro por activa y por pasiva en todo momento, siendo la sutileza un reclamo (casi) obligado en el relato, pero también muy importante en la novela.

Un primer párrafo con demasiados detalles

©EnFemenino

Cuando comienzas a escribir, la creencia de que comenzar tu historia con todas las descripciones posibles a fin de ubicar al lector es lo importante es uno de los errores más comunes. ¿Por qué? Porque con los miles de libros que se editan hoy día el lector ya quiere tener un motivo desde la primera línea para seguir leyendo. No os preocupéis, que más adelante, una vez hayáis sembrado la semilla del misterio, habrá tiempo para recrearse con la ambientación y las descripciones.

El cuento y la novela

El cuento recrea una situación, mientras que la novela  profundiza en ella y la estira, crea una vida,  tramas más profundas en el tiempo, el espacio y el alma. El problema llega cuando, bien intentamos hacer de una simple idea que da para diez páginas una novela antológica, o al revés, siendo esa historia que merecía un tratamiento más amplio la que es metida con calzador en un relato de dos páginas. Escribe una historia hasta sus máximas posibilidades, pero con cuidado.

Menospreciar la portada

Si tu libro va a ser publicado por una editorial, no leas este punto (o sí, quien sabe); pero si eres un escritor que busco autoeditarse piensa muy muy bien en la portada del libro. En un mundo en el que cada vez somos más visuales e instantáneos, destacar con tu portada supone sorprender desde el primer momento, lanzar el anzuelo, si bien otro aspecto importante reside en la importancia de reflejar bien el alma y concepto de la obra si no quieres que una buena historia se eche a perder por una portada no mala o fea, sino muy poco acorde a la obra.

Spammear

Con la llegada de la autoedición, son muchos los escritores que se han aferrado (yo incluido en mis principios) a avasallar a amigos de Facebook y grupos con constante y genérica publicidad de sus libros. Una táctica que no solo aburre a tus contactos, sino que queda en el olvido una vez el resto de usuarios o lectores se encuentran con el mismo share día tras día (y hora tras hora en ocasiones). A la hora de difundir tu trabajo promocionar es un obligado, sí, pero utilizar otras técnicas más originales que inciten al lector a pasar a la acción siempre será más efectivo.

Postponer

Malos hábitos de escritor: almacenar manuscritos incompletos.

Muchos escritores abren cajones en los que lucen borradores, obras sin acabar e historias que merecerían de una segunda revisión para exprimir todo su potencial. Sin embargo, otras “prioridades” o una escasa confianza en el trabajo de uno mismo muchas veces da al lastre con todas esas motivaciones que podían haber desembocado en algo grande o, al menos, en material del que sentirse orgulloso.

¿Qué otros malos hábitos de escritores añadirías?


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  1.   María Inés Villasana de Rico dijo

    Muy interesante, Muchas gracias. Saludos