El fenómeno western zombie suma un nuevo capítulo en el 2025 con la llegada de 28 Years Later, una película que retoma la atmósfera de la aclamada saga británica y la lleva, esta vez, a un escenario marcado por el aislamiento y la lucha por la supervivencia. Danny Boyle, acompañado nuevamente por Alex Garland, vuelve a apostar por la tensión social y el conflicto humano en un Reino Unido devastado, donde los supervivientes han tenido que reinventar la vida cotidiana bajo la constante amenaza de los infectados.
En esta nueva entrega, la acción se centra en Holy Island, una pequeña comunidad fortificada y prácticamente medieval, desconectada del continente por un angosto paso de piedra que sólo es accesible durante la marea baja. Este entorno refuerza la sensación de asedio y el riesgo constante, elementos esenciales en las historias western de zombis, donde la frontera entre civilización y barbarie se diluye bajo la presión de los peligros externos.
Un entorno postapocalíptico: supervivencia y legado familiar

La cinta muestra a Jamie (Aaron Taylor-Johnson), su esposa Isla (Jodie Comer), y su hijo Spike (Alfie Williams), quienes han aprendido a sobrevivir utilizando tácticas rudimentarias y armas improvisadas propias de una época lejana. Los rituales de iniciación y las enseñanzas paternas se entrelazan con la brutalidad del nuevo mundo, remitiendo a los códigos clásicos del western, donde cada generación debe aprender a enfrentarse a sus propios demonios, en este caso a los infectados —algunos de ellos ahora denominados «Slow-Lows», más lentos y de apariencia aún más decadente.
El viaje de Jamie y Spike hacia el continente supone un cambio radical de escenario, pasando de la relativa seguridad de la isla a un territorio dominado por la violencia y la desconfianza. Durante la travesía, cruzan sus caminos con personajes tan dispares como el doctor Kelson (Ralph Fiennes), cuya presencia despierta esperanzas de curación, o líderes de comunidades que han caído en el fanatismo, recordando los villanos arquetípicos del western.
La saga 28 y el resurgir del western zombie

Este tercer capítulo reafirma el interés por el género western zombie, un subgénero que combina el espíritu fronterizo y de resistencia de las clásicas historias del oeste con la amenaza constante y visceral de los muertos vivientes. Boyle mantiene su estilo visual audaz —con el uso destacado de cámaras digitales y smartphones— y no huye de los temas sociales contemporáneos, como la fragmentación social pos-Brexit, el aislamiento voluntario y la dificultad de confiar en el prójimo.
La elección de una isla como refugio, junto al protagonismo de una familia marcada por la pérdida y la necesidad de adaptación, convierten a 28 Years Later en una revisión moderna del western zombie, donde la condición humana se pone a prueba en cada decisión y cada enfrentamiento.
Las interpretaciones, especialmente la de Taylor-Johnson, aportan una dimensión humana al relato, mientras los guiños a futuros proyectos —como la ya anunciada próxima entrega de la saga— mantienen vivo el interés en la evolución del género.
La película no solo amplía el universo de los infectados con nuevas variantes y comportamientos entre los zombis, sino que también abre la puerta a una reflexión más profunda sobre la herencia cultural del western y su vigencia en el imaginario colectivo, actualizándolo para una nueva generación de espectadores.
Este film demuestra cómo el género western zombie continúa siendo una herramienta para explorar temas sociales y humanos en contextos apocalípticos, combinando acción, supervivencia y relatos familiares.