Será en noviembre, pero me adelanto ya al aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra. Son 100 años ya. Y para los que somos aficionados a estos periodos bélicos del pasado siglo XX es una fecha sin duda significativa. Son infinitos los libros, ensayos, biografías y demás material editado sobre este terrible episodio de la Humanidad que, desgraciadamente, tuvo una continuación casi más espantosa. Esta es mi humilde selección de 7 lecturas sobre aquella tragedia.
La belleza y el dolor de la batalla – Peter Englund
Tengo este libro y el de Vida y destino, de Vasili Grossman. Son igual de contundentes, desgarradores, emocionantes y conmovedores. Y ambos están basados en los testimonios, diarios, cartas y fotos de un puñado de personas de sexo, nacionalidad y roles distintos que fueron testigos de aquellas barbaries.
Este del escritor, historiador y académico sueco Peter Englund está compuesto de breves pinceladas, trozos de emociones diarias sobre 20 de ellas (artilleros, ingenieros, médicos, enfermeras, conductores) a lo largo de la Gran Guerra. También hay 60 fotografías e ilustraciones que acompañan los textos divididos en años y días. Para mí posiblemente uno de los mejores libros que he leído sobre el tema.
Sin novedad en el frente – Eric Maria Remarque
Este es un clásico del género como el anterior y más conocido sin duda. Erich Maria Remarque es el seudónimo del escritor alemán Erich Paul Remark, que también participó en el conflicto. Publicado en 1929, fue su retrato de él y sus consecuencias desde el punto de vista de un joven soldado alemán de 21 años en la vida cotidiana en el frente.
Se han hecho dos versiones cinematográficas. Una en 1930, que ganó los Óscar a mejor película y mejor director para Lewis Milestone. Y otra en 1979 para la televisión que dirigió Delbert Mann y que se llevó el Globo de Oro en su categoría al año siguiente.
Adiós a las armas — Ernest Hemingway
Posiblemente es de las obras más aclamadas de Ernest Hemingway y estuvo inspirada en sus vivencias. Para mí desde luego es un clásico de la literatura universal. Tal vez sea más conocida por sus versiones en el cine que por su lectura. Aun así, esta historia de amor entre una enfermera y un joven soldado idealista en la Italia de la Primera Guerra Mundial es inolvidable.
El teniente norteamericano Frederic Henry, conductor de ambulancias, es despreocupado y juerguista, pero todo cambia cuando conoce a Catherine Barkley, una bella enfermera británica. Y en un principio el teniente no pretende más que un flirteo sin complicaciones hasta que se convierte en pasión. Pero la guerra lo separa y lo rompe todo. Y cuando ambos tienen que hacerlo, Frederic entenderá ya lo que importa de verdad.
Sus versiones al cine son la de 1932, una joya del cine en blanco y negro, con Gary Cooper y Helen Hayes como protagonistas. Más tarde, en 1957, se hizo otra que protagonizaron Rock Hudson y Jennifer Jones. Yo me quedo con la primera.
Senderos de gloria – Humphrey Cobb
De nuevo el cine y uno de sus genios como fue Stanley Kubrick crearon una obra maestra de esta novela escrita por el norteamericano Humphrey Coob y publicada en 1935. Cobb fue uno de los primeros voluntarios americanos en ir al frente occidental. Participó en la batalla de Amiens, donde fue herido. Y en el libro se pueden encontrar extractos del diario del propio Cobb (tenía 17 años entonces) que escribió en el frente.
Pero como obra literaria pasó inadvertida. Fue Kubrick quien la leyó siendo muy joven y fue en 1957 cuando, apoyado por la United Artists y el actor Kirk Douglas, pudo convertirla en un clásico sin parangón del cine bélico.
Su mensaje en ambos casos no puede ser más antimilitarista y denunciante de las injusticias y los absurdos cometidos en aquel conflicto. Ambientada en la guerra de trincheras, la historia, que está basada en hechos reales, narra la ejecución (un escarmiento injusto por el fracaso en un ataque suicida contra los alemanes), por insubordinación y cobardía, de cuatro soldados del 181 Regimiento del frente del Ejército Francés.
La Primera Guerra Mundial contada para escépticos — Juan Eslava Galán
Eslava Galán es voz más que autorizada en cuestiones históricas. Así lo demuestran sus varios libros sobre distintos episodios bélicos de todos los tiempos. En esta obra nos habla de lo que supusieron avances tecnológicos como la ametralladora, el tanque o el submarino, y de personajes como Mata Hari, el Barón Rojo o Rasputín.
Su lectura también incluye los viajes, los pasatiempos de la tropa, las costumbres de los burdeles, y los juegos de espías, así como otras historias anónimas o de quienes luego fueron nombres relevantes que vivieron aquella experiencia.
La caída de los gigantes — Ken Follet
Follet se despachó a lo grande en su Trilogía del Siglo que empieza con este título, tal vez el mejor de los tres. Épica, amor, tragedias, pasiones, odios, traiciones y toda la parafernalia y despliegue de personajes que son marca de la casa de este escritor galés tan inmensamente famoso.
Conocemos a las cinco familias diferentes (norteamericana, alemana, rusa, inglesa y galesa) de personajes cuyos destinos seguiremos a lo largo y ancho del mundo y durante todo el siglo. En este primer libro por supuesto trata la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y las primeras luchas por los derechos de la mujer. Y todos ellos se irán conociendo y mezclando en un escenario que merece la pena descubrir.
El avión rojo — Manfred von Richthofen
Y por último me quedo con uno de los protagonistas más famosos y legendarios que dio la Primera Guerra Mundial. Porque es imposible no conocer a Manfred von Richthofen, o el Barón Rojo para mito eterno ya.
Richthofen y su llamado «Circo Volador» surcaron y dominaron los aires a bordo de algunos de los más letales aviones de combate de ese tiempo, los Albatros y Fokker. Los pintaron de colores llamativos para provocar al enemigo. Richthofen fue herido por una bala en la cabeza en julio de 1917 y en su recuperación escribió la crónica autobiográfica que es este libro. En él nos encontramos desde relatos de formación, aventuras áreas y, también descripciones detalladas de las mecánicas de aquellos aviones. Y por supuesto testimonios como estos:
A cien metros de altitud, mi adversario intentó volar en zigzag para dificultarme el blanco. Entonces se presentó mi oportunidad. Lo fui acosando hasta los cincuenta metros, disparándole sin cesar. El inglés iba a caer sin remedio. Para lograrlo casi tuve que gastar un cargador entero.
Mi enemigo se estrelló al borde de nuestras líneas con un tiro en la cabeza. Su ametralladora se clavó en la tierra y hoy decora la entrada de mi casa.