Rosalía de Castro, la autora del Romanticismo español

Retrato Rosalía de Castro

Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela en el año 1837 y junto al poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, forma aquella pareja que dio un nuevo impulso y respiro a la etapa del Romanticismo español. En este artículo especial dedicado a ella, nos adentramos no sólo en su vida, bastante corta por desgracia, sino también en su obra literaria, la cuál es bastante más completa de lo que a priori se da a conocer por ejemplo en las escuelas españolas, donde casi ni se menciona su importancia en la literatura de nuestro país, y si se hace, únicamente se le atribuyen sus composiciones poéticas referidas al Romanticismo.

En este artículo, vamos a sacarnos esta espinita clavada y vamos a darle su sitio a esta gran escritora gallega… Esperamos no dejarnos nada en el tintero, y transmitiros a Rosalía de Castro por entera y en toda su esencia.

Vida

La familia de Rosalía de Castro al completo

Rosalía de Castro fue hija de una mujer soltera y de un joven que se hizo sacerdote. Su condición de hija ilegítima le llevó a quedar registrada como hija de padres desconocidos, de la siguiente manera:

En veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos treinta y seis, María Francisca Martínez, vecina de San Juan del Campo, fue madrina de una niña que bauticé solemnemente y puse los santos óleos, llamándole María Rosalía Rita, hija de padres incógnitos, cuya niña llevó la madrina, y va sin número por no haber pasado a la Inclusa; y para que así conste, lo firmo. Acta del bautizo firmada por el presbítero José Vicente Varela y Montero.

Haber crecido así también condicionará fuertemente su personalidad y por tanto, su vida y obra literaria. Aún así, conocemos los nombres de los progenitores: María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía y  José Martínez Viojo. Aunque quien se hiciera cargo de la recién nacida en un principio fuese su madrina y sirviente de la madre, María Francisca Martínez, parte de su infancia la pasaría con la familia de su padre, en la localidad de Ortoño, para trasladarse posteriormente a Santiago de Compostela, donde en compañía de su madre, comenzó a recibir nociones básicas de dibujo y música, asistiendo habitualmente a actividades culturales en las que se relacionaría con parte de la juventud gallega intelectual del momento, como Eduardo Pondal y Aurelio Aguirre. Aunque de su etapa escolar sólo sabemos que empezó a escribir poesía desde bien joven, también conocemos su gusto por las obras teatrales, en las que participó activamente durante su infancia y adolescencia.

En uno de sus viajes a la capital española, Madrid, conoce a quien fuera su marido, Manuel Murguía, autor gallego y figura destacada del ‘Rexurdimiento’. Rosalía publicó un folleto de poesías escrito en lengua castellana al que llamó «La flor», y del que se hizo eco Manuel Murguía, quien hizo referencia a él en La Iberia. Gracias a un amigo en común, ambos se conocieron con el tiempo, para finalmente casarse en el año 1858, concretamente el 10 de octubre, en la iglesia parroquial de San Ildefonso. Tuvieron 7 hijos.

Aunque algunos críticos literarios, afirman que Rosalía no tuvo lo que se dice un matrimonio feliz precisamente aunque quisó muchísimo a su marido, se sabe a ciencia cierta, que Manuel Murguía le ayudó bastante en su trayectoria literaria, hasta hacer posible la publicación de la obra más famosa de la gallega «Cantares Gallegos», siendo el máximo responsable después de la propia autora, por supuesto, de que esa obra se conozca hoy día y haya supuesto el resurgir de la literatura gallega en el siglo XIX.

Si ya de por sí, escribir era difícil para las mujeres durante esa época, ya ni hablemos de lo complicado que era hacerlo en gallego y que te leyesen. La lengua gallega estaba muy desprestigiada, cada vez más distante de aquella época en la que había sido el idioma preestablecido de la creación de lírica galaico-portuguesa. Había que comenzar desde los inicios, desde cero, ya que toda la tradición se había perdido. Había que romper con la indiferencia y el desprecio que se tenía hacia la lengua, pero muy pocos eran los que se planteaban la tarea, pues esta constituiría un motivo de desprestigio social y no conllevaba para nada la importancia de si lo hacías en castellano. Por ello, Rosalía de Castro le otorgó prestigio al gallego al usarlo como lengua para «Cantares gallegos», afianzando así el resurgimiento cultural de la lengua gallega.

Durante su matrimonio, Rosalía y Manuel cambiaron de domicilio en multitud de ocasiones: pasaron por Andalucía, Extremadura, Levante y finalmente, por Castilla, antes de retornar a Galicia, donde la autora permaneció hasta el día de su muerte. Se cree que este ir y venir de un sitio a otro, por motivos laborales y económicos principalmente, fue lo que conllevó a sumar a Rosalía en un pesimismo constante. Finalmente, murió en el año 1885 debido a un cáncer de útero que llevaba padeciendo desde mucho antes de 1883. En un principio, fue enterrada en el cementerio de Adina, localizado en Iria Flavia, para posteriormente exhumar su cadáver el 15 de mayo de 1891 para ser llevado a Santiago de Compostela, donde fue nuevamente sepultado en el mausoleo creado específicamente para ella por el escultor Jesús Landeira, situado en la capilla de la Visitación del Convento de Santo Domingo de Bonaval, en el presente Panteón de Galegos Ilustres. Un lugar, mucho mejor sin duda, para una gallega que lo dio todo por su tierra.

Caricatura de Rosalía de Castro

Obra

Su obra, al igual que ocurre con la de Gustavo Adolfo Bécquer, se inscribe dentro de la poesía intimista de la segunda mitad del siglo XIX, la cual se caracteriza sobre todo por un tono sencillo y directo que da un nuevo aliento más sincero y auténtico al movimiento del Romanticismo español.

Su obra literaria es conocida sobre todo por su composición poética, que la componen 3 obras publicadas: Cantares gallegos, Follas novas y En las orillas del SarLos dos primeros libros fueron escritos en gallego, y «En las orillas del Sar», su obra poética en castellano, presenta una expresión que gira en torno a los sentimientos personales y a los conflictos internos que mencionábamos anteriormente, de la autora: la soledad, el dolor y una profunda nostalgia del tiempo pasado son las más importantes consecuencias del contacto de la voz poética con los lugares de su juventud.

También en la obra «En las orillas del Sar», aparecen algunos de los motivos que ya se encontraban en su producción anterior en gallego: «las sombras», presencias de seres ya fallecidos, o «los tristes», individuos predestinados al dolor y perseguidos por la desgracia. Precisamente, el incomprensible sufrimiento humano, ante el cual su conciencia se rebela, se enfrenta en ocasiones con su propia religiosidad.

Rosalía de Castro cultiva una poesía que se plantea el sentido de la vida desde una visión solitaria y desolada del mundo. Esta perspectiva adelanta el carácter existencial que se percibe en algunos autores como por ejemplo Antonio Machado o Miguel de Unamuno. Es de este modo también, como su tono confesional, la creación de nuevas estrofas o el uso del verso alejandrino (verso de catorce sílabas métricas compuesto de dos hemistiquios de siete sílabas con acento en la sexta y decimotercera sílaba) preludian las tendencias formales de la poesía modernista.

Estatua de Rosalía de Castro en Galicia

«Cantares gallegos»

Su obra más conocida, publicada en 1863, es escrita en su lengua natal, el gallego, para denunciar la injusticia que se comete contra el pueblo y la cultura gallega en general.

Este libro de 36 poemas, entre los que se incluye el prólogo y epílogo, empieza con la voz de una joven a la que invitan a cantar, disculpándose esta, también en el último poema, por su poca habilidad a la hora de cantar sobre Galicia y su belleza. Rosalía, aparece en ellos como un personaje más, dejando claro de este modo su pasión por dicha comunidad gallega.

En los Cantares gallegos se distinguen claramente 4 temáticas distintas:

  • Temática amorosa: Diferentes personajes del pueblo en distintas circunstancias y situaciones, viven el amor de distintas maneras, según una óptica popular.
  • Temática nacionalista: En estos poemas se reivindica el orgullo del pueblo gallego, se critica la explotación de sus habitantes en tierras extranjeras debido a la emigración y por último, se protesta contra el abandono al que Galicia está expuesta.
  • Temática costumbrista: predomina la descripción y la narración para presentar creencias, romerías, devociones o personajes característicos de la cultura popular gallega.
  • Temática intimista: Es la propia autora, Rosalía, la que expresa sus sentimientos en algunos poemas.

Tanto en «Cantares gallegos» como en «Follas novas», la escritora recuperó muchos elementos de la poesía popular y del folclore gallego que habían permanecido olvidados durante siglos. Rosalía canta a la belleza de Galicia en sus poemas y ataca también a los que arremeten contra su pueblo. Está a favor del campesinado y de la clase trabajadora y se lamenta continuamente de la pobreza, de la emigración y de los problemas que esta supone. Este ejemplo de este libro de poemas, refleja el dolor del emigrante que se despide de su tierra:

¡Adiós gloria! ¡Adiós contento!

dejo la casa donde nací,

dejo la aldea que conozco

por un mundo que no vi.

Dejo amigos por extraños, 

dejo la vega por el mar,

dejo en fin cuanto bien quiero…

¡Quién pudiera no dejar!…

«Follas novas»

Este fue el último libro de poesía que la autora escribió en gallego, editado en 1880. Este poemario se halla dividido en cinco partes: Vaguedás, Do íntimo, Varia, Da terra e As viuvas dos vivos e as viuvas dos mortos, y sus poemas pertenecen a la época en la que vivió con la familia Simancas.

En estos poemas, Rosalía condena la marginación de la mujer en dicha época y trata también mucho el paso del tiempo, la muerte, el pasado como tiempo mejor, etc.

Como dato curioso, diremos que en su preámbulo, la autora dejó claro su intención de no volver a escribir en gallego con estas líneas:

«Alá van, pois, as Follas novas, que mellor se dirían vellas, porque o son, e últimas, porque pagada xa a deuda en que me parecía estar coa miña terra, difícil é que volva a escribir máis versos na lengua materna».

Traducido viene a decir lo siguiente: «Allí van, pues, las hojas nuevas, que mejor se dirían viejas, porque lo son, y últimas, porque pagada ya la deuda en que me parecía estar con mi tierra, difícil es que vuelva a escribir más versos en la lengua materna».

Prosa

Y aunque en los colegios nos den a conocer a una Rosalía poco reseñable en su época y únicamente poeta, la verdad es que también escribió prosa. A continuación, os dejamos con las más destacables:

  • «La hija del mar» (1859): Dedicada enteramente a su marido Manuel Murguía. Su argumento es el siguiente: A través de las peripecias vitales de Esperanza, la niña rescatada de las aguas en extrañas circunstancias, Teresa, Candora, Ángela, Fausto y el depravado Ansot, penetramos en un universo rosaliano poblado de sombras, melancolía y desamor. La coexistencia de lo real y lo misterioso, la concepción pesimista de la vida, la supremacía del dolor sobre la felicidad en la existencia humana, la sensibilidad extrema hacia el paisaje, la defensa de los más débiles, la reivindicación de la dignidad de la mujer, el lamento por los huérfanos y abandonados… son motivos recurrentes en la obra de la autora que descubrimos ya en sus inicios literarios, de los que este título es un buen exponente. Rosalía no es sólo esa voz melancólica de un mundo de brumas y morriña que ha ido perfilando la tradición popular con el paso del tiempo, sino una escritora enérgica y comprometida que, ya en su primera incursión en la narrativa, anuncia el talante de un genio singular, de una adelantada a su tiempo que, como sus protagonistas, supo contemplar el mundo con los ojos de una sensibilidad especial. Puedes leer su obra de forma totalmente gratuita en este enlace.
  • «Flavio» (1861): Rosalía define a esta obra como un «ensayo de novela» ya que lo que narra en ella son sus propios años de juventud. En esta obra aparece recurrentemente el tema del desengaño amoroso.
  • «El caballero de las botas azules» (1867): Según la propia Rosalía de Castro, esta obra es una especie de «cuento extraño» lleno de fantasía satírica, que nara un surtido de relatos de corte lírico-fantástico con trazos costumbristas que tiene el objetivo de satirizar tanto la hipocresía como la ignorancia de la sociedad madrileña. A pesar de sus rarezas, es considerada por la crítica literaria, la obra más interesante en prosa de la autora gallega.
  • «Conto gallego» (1864), escrito en lengua gallega.
  • «Las literatas» (1866).
  • «El cadiceño» (1886).
  • «Ruinas» (1866).
  • «El primer loco» (1881).
  • «El domingo de ramos» (1881).
  • «Padrón y las inundaciones» (1881).
  • «Costumbres gallegas» (1881).

El nombre de Rosalía de Castro en la actualidad

Casa-Museo Rosalía de Castro

Hoy por hoy, son muchos los lugares, homenajes y espacios públicos que se acuerdan del nombre de Rosalía de Castro, debido a la importancia que tuvo esta en el resurgimiento de la lengua gallega en nuestro país. Por nombras sólo unos pocos:

  • Centros educativos en la comunidades de Madrid, Andalucía, Galicia, como en otras regiones de España, así como también en el extranjero. Se han encontrado sitios con el nombre de la escritora gallega en Rusia, Uruguay y Venezuela.
  • Plazas, parques, bibliotecas, calles, etc.
  • Un vino con denominación de origen Rías Baixas.
  • Un avión de la compañía aérea Iberia.
  • Una aeronave de salvamento marítimo.
  • Placas conmemorativas, esculturas, retratos, premios de poesía, cuadros, billetes españoles, etc.

Y como ya sabéis viene siendo un habitual en mis artículos, os dejo con un vídeo reportaje sobre la autora, de unos 50 minutos, que habla tanto de su vida como de su obra. Muy completo y entretenido. También os dejo un par de citas que a mí particularmente me encantan:

  • Sobre los sueños que alimentan el alma:  «Es feliz el que soñando, muere. Desgraciado el que muera sin soñar».
  • Sobre la juventud y la inmortalidad: «Hierve la sangre juvenil, se exalta lleno de aliento el corazón, y audaz el loco pensamiento sueña y cree que el hombre es, cual los dioses, inmortal».

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  1.   Isabel dijo

    Estupendo