Un día como hoy murió Rosalía de Castro

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Un 15 de julio de 1885 fallecía la madre de la poesía gallega, Rosalía de Castro, mujer solitaria, fuerte y menospreciada en un tiempo en que el género femenino y las tierras gallegas eran despreciados por los circuitos socio-culturales de España.

Reconocida años después de su muerte, hoy la autora de Cantares gallegos es un icono de Galicia, una de las autoras más importantes el siglo XIX y un ejemplo de valentía en tiempos injustos a la que nosotros recordamos hoy en Actualidad Literatura. 

Saudade y júbilo gallego

Aunque los historiadores y críticos se empeñaron en ocultar la identidad del padre de Rosalía de Castro, con el paso del tiempo se supo que la poetisa gallega más famosa de la historia, nacida un 24 de febrero de 1837 en Santiago de Compostela, era hija del sacerdote José Martínez Viojo y una madre con pocos recursos económicos llamada María Teresa de la Cruz Castro y Abadía, motivo por el que de Castro sería criada por su tía y, por ende, quien la haría conocedora del corazón rural de Galicia que inspiraría su universo literario.

En aquellos años, la literatura y poesía gallega había sido desprestigiadas por el castellano, lengua impuesta y concentrada en la escena cultural del centro de España que continuaba tildando a parte de los contornos del país como zonas pobres, campesinas e incultas. Un pensamiento que fulminó la herencia de la lírica galaicoportuguesa que clamaba un nuevo enfoque a fin de resucitarla y devolverla a sus gentes.

Durante la infancia vivida junto a su tía en Padrón y Castro de Ortoño, en La Coruña, Rosalía de Castro comenzó a ser consciente de lo dura que era la vida en el labriego gallego, la melancolía de sus gentes y ese sentimiento de nostalgia hacia algo imposible de alcanzar, el cual es conocido en la prosa galaicoportuguesa como «saudade», sentimiento que definiría por completo la obra y vida de una mujer a la que muchos consideraron como solitaria, independiente y melancólica.

Sin embargo, el dibujo y la música entretuvieron la vida de Rosalía hasta que se mudó a Madrid, donde contrajo matrimonio con  Manuel Murguía, máximo exponente del Rexurdimento gallego y creador de la Real Academia Gallega, quien tras leer el folleto de poesía La flor, impulsó a su ya esposa a publicar Cantares gallegos.

Publicado en 1863 en Vigo, el poemario estaba inspirado en viejos cantares de Galicia que la autora readaptó hasta definir en poemas que trataban temas como el amor, el costumbrismo de la tierra gallega e incluso la situación socio-política de la época, especialmente en lo que atañía a una inmigración encabezada por los gallegos que partían a Latinoamérica.

La obra fue apreciada y «adaptada» por los propios gallegos, quienes convirtieron parte de sus poemas en símbolo de una cultura hasta entonces olvidada.

A Cantares gallegos seguirían otras obras como Follas novas (1880) o A las orillas del río Sar (1884), de carácter más modernista y en las que el estado psíquico y físico de la autora se convertiría en principal reclamo de su prosa. Una obra que denotaba la melancolía constante de una mujer incomprendida, alejada de los rigores amorosos a pesar de ser esposa y madre pero, ante todo, promovida por la enfermedad que acabaría con su vida en 1885 a causa de un cáncer de útero.

Pasaron años, y las poesía que tanto habían calado en la sociedad gallega se convirtieron en palomas que sobrevolaron otros lugares, que extasió el corazón de una crítica y autores (especialmente muchos de la generación del 98), que reconocieron en Rosalía de Castro a la alma máter de las letras gallegas.

Como recuerdo, nada mejor que compartir esta estrofa de Lieders, el cual resume parte del universo de la autora:

Jamás ha dominado en mi alma la esperanza de la gloria, ni he soñado nunca con laureles que oprimiesen mi frente. Sólo cantos de independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud.

¿Has leído alguna vez a Rosalía de Castro?


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