Cómo aumentar el uso de la biblioteca escolar un 1000%‏

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Tal y cómo comentábamos hace unos días, la lectura está bajo mínimos debido a los muchos recortes sufridos durante los últimos años y, en parte también, por un uso que quizás las generaciones de hoy día han olvidado en pos de los ebooks o las lecturas difundidas mediante ordenadores o tablets.

Sin embargo, aumentar el uso de la biblioteca escolar al 1000% es posible y una perfecta forma de aprovechar el material disponible en esos colegios en los que los alumnos olvidaron el poder de un libro a la hora de consultar, trabajar e incluso aportar datos a sus trabajos.

Chromebooks, laptops. . . y libros

Penny Sturtevant, directora del Big Walnut Middle School de la ciudad Sunbury, en Ohio (Estados Unidos), decidió hace unas semanas que ya era hora de hacer algo con la biblioteca escolar del centro, un espacio polvoriento apenas regentado por unos alumnos que preferían sucumbir al material difundido gracias a sus tablets, smartphones y ordenadores portátiles.

El objetivo del proyecto ha consistido en reinventar la biblioteca y convertirlo en un lugar de trabajo dinámico para los estudiantes y en el que los libros FÍSICOS formen parte de esta reinvención.

El primer objetivo fue el menaje, especialmente la aportación de muebles que pudieran ser cambiados de sitio con facilidad y que pudiesen albergar alumnos individuales, por parejas o en grupos de cuatro. De este modo se ha dado vida a una dependencia en la que la sala ha quedado salpicada de diversos sofás y mesas que invitan a los alumnos a volver a visitar a la biblioteca salvo que, quizás, faltaba un gancho aún más potente para incitarlos: la tecnología.

Una vez los muebles contituyeron el esqueleto de esta nueva biblioteca, el centro ha insertado diversos gadgets y elementos tecnológico: 2 pantallas táctiles incrustadas en las mesas de trabajo a fin de dinamizar las tareas en grupo, 1 proyector interactivo, 2 televisiones conectadas a los ordenadores portátiles, 5 ordenadores de escritorio, 20 Chromebooks y 3 cámaras digitales, los ítems necesarios para facilitar el trabajo del alumnado.

Por último, nos queda el más importante de los detalles: ¿y los libros? Según el centro, los alumnos cada vez utilizan más los títulos de la biblioteca ya que este nuevo espacio de trabajo permite que la lectura esté más a mano y se convierta en una aliada indispensable de este nuevo espacio. Al mismo tiempo, el centro ha establecido diversos acuerdos con la biblioteca municipal de Sunbury para recibir diversos títulos actualizados semanalmente, además de revistas y colecciones enciclopédicas.

La biblioteca escolar: un cebo a potenciar

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Según un artículo publicado en 2008 en la revista gallega Fadamorgana, enfocada a las bibliotecas infantiles y juveniles, las ideas para fomentar el uso de las bibliotecas escolares pasa primero por las elecciones de profesores y expertos en función al material disponible.

De este modo, la incitación al alumnado a consumir libros de la biblioteca podrían dar resultado si se llevasen a cabo sistemas de préstamos controlados y, especialmente, hubiesen títulos actualizados  que incluyesen desde libros hasta revistas, pasando por estudios realizados por el propio profesorado. Claro que 2008 no era 2016 y para entonces Wikipedia, Google Drive o Amazon no tenían el potencial entre profesores y alumnos que tiene hoy día, un hecho que, no obstante, no debería nublar nuestras esperanzas en lo que respecta a esas bibliotecas cada vez menos visitadas.

Quizás, el problema radique en el bajo estímulo de unos niños y jóvenes que no terminan de empatizar con una lectura generalizada, algo que ya os contamos hace unos meses en el artículo acerca de la lectura slow. Ideas como realizar exposiciones o charlas en la biblioteca, organizar talleres de teatro por parejas basados en obras literarias de la misma (lo cual también supone reducir la cantidad de ejemplares al tratarse de una actividad de menos alumnos individuales) o incluir la figura de un experto que conecte a cada alumno con los libros de la biblioteca a fin de orientarle en sus gustos son sólo algunas de las muchas medidas que podrían potenciarse en la aulas a la hora de desempolvar tantos libros olvidados.

El acierto de la Big Walnut Middle School a la hora de reinventar su biblioteca escolar es un ejemplo de las muchas posibilidades que podrían aplicarse a esos espacios de cultura y sabiduría que los niños modernos olvidaron en pos de la gran G.

Quizás, hasta ahora.

¿Qué otras medidas se te ocurren para potenciar el uso de las bibliotecas escolar?


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  1.   lorezaharra dijo

    Cuando yo era niña no teníamos ordenadores, ni mobiles, pero mis profesoras cogieron la costumbre de leernos un libro a varios alumnos y luego hacer un dibujo cada niño, que luego pintabamos para más tarde hacer una exposición, a veces el libro lo leía un alumno se nos permitía poner voces diferentes a los personajes.Esto mismo podría ser adecuado para hacer títeres, contar cómics o hacer teatro o una película incluso puede servir para actividades plásticas, desarroya mucho la imaginación y es una actividad que te hace feliz

    1.    Alberto Piernas dijo

      Casi todo eso se ha perdido pero quizás si desde pequeños empezásemos inculcándoles todas esas cosas que comentas a la larga se verían resultados. Saludo!

  2.   Alberto Piernas dijo

    Muchas gracias por la aportación, suena muy interesante.A ver si puedo tantear la aplicación pronto 😉 Saludos!