Leer a Unamuno para aprender a ser un buen padre

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Fotografía de Miguel de Unamuno.

Educar a los hijos no es  siempre fácil. Muchos padres coincidirán en que, si bien disponen de mucha información de psicólogos o pedagogos, a la hora de poner en práctica sus consejos no siempre la teoría se adapta correctamente a la práctica.

Existen muchos manuales pero hay veces que la literatura  puede enseñar de forma magistral  como los progenitores deben o no actuar ante sus hijos.

Uno de los libros que debe ser tratado como una maravillosa  guía pedagógica es: “Amor y Pedagogía” de Miguel de Unamuno. Esta  novela nos refleja en su trama lo que un padre nunca debe hacer con sus hijos.

El argumento del libro  gira entorno a un hombre, Don Avito, que pretende engendrar un genio. Para ello, incluso llega a  selecciona  a una mujer determinada que le permita dicho propósito. Aunque finalmente se enamora de otra mujer, María, y tiene el hijo con ella, su idea se fundamenta en que los genios se pueden hacer y que  la perfección se puede conseguir.

Con esta concepción educa a su hijo, Apolodoro, en todo lo que cree necesario para la consecución de sus objetivos  apartándolo, de esta forma, de su derecho a ser niño. Evitando, por lo tanto, cualquier contacto con aquello que pueda entorpecer en su educación. Llega al límite, incluso,  de  negarle el cariño  de su madre para evitar así, una posible debilidad sentimental futura.

“Amor y pedagogía” no deja de ser una exageración de lo que muchos padres pretenden con sus hijos. Un fenómeno que a otra escala, se repite muy a menudo cuando los niños son arrastrados a realizar acciones, estudiar según que disciplinas o a participar en determinadas actividades que no son de su agrado. Solo porque a los padres les parecen beneficiosas para su crecimiento y desarrollo.

Finalmente, termina siendo el adulto el que cree lo que es  mejor para el niño sin preguntarse si es de su agrado o no. Don Avito quiere que su hijo se convierta en un genio mediante un aprendizaje agresivo. Su intención, lógicamente, es hacerle un bien a  Apolodoro pero finalmente no consigue hacer a un genio sino a un desgraciado.

Por esta razón creo que es una bonita novela para todos los padres que, con la mejor intención del mundo, quieren que sus hijos sean una u otra cosa pero que se olvidan, como le pasa a Don Avito, de que sean realmente felices.


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  1.   mrdifershinji dijo

    Un libro excelente qué se disfruta y enseña… Los invito cordialmente a mi blog de reseñas literarias un-libro-un-cafe.blogspot.com.co