¿Y si hubiera libros con banda sonora incorporada?

© Pmap

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Un día, ojeando libros en Fnac, uno de mis cuentos preferidos de Cortázar, La autopista del sur, lucía en una edición a modo de «experiencia cinematográfica», incitando al lector a consumir un cuento en el mismo tiempo en que podía verse una película de hora y media. A su vez, empresas como Seebook apuesta por los libros tangibles y los ebooks se ven acompañados por bandas sonoras en Spotify (hasta yo lo hice). No cabe duda de que hay un interés secreto por elevar la experiencia de la lectura a niveles nuevos, más cinematográficos y sensoriales, quizás  como una forma de despuntar en una industria que necesita de nuevas y frescas ideas. Tanto, que ya hay una empresa que comienza a potenciar los libros con banda sonora.

¿A qué suenan los libros?

En 2008, el ingeniero neozelandés Mark Cameron realizaba un trayecto diario en ferry leyendo un libro. A su vez, escuchaba en su iPod listas de reproducción creadas a conciencia en función de las palabras del texto que se disponía a leer y lo que estas le transmitían, convenciéndose poco a poco de una simbiosis más que efectiva entre literatura y música aún por explotar.

Tras tres años de duro trabajo a fin de desarrollar la tecnología necesaria, Cameron terminó convirtiéndose en el CEO de Booktrack, aplicación lanzada en agosto de 2011 con el objetivo de romper el silencio al que invitan los libros mediante una experiencia más cinematográfica. La aplicación, disponible para iOS, Android y lector web, incluye clásicos como Jane Eyre o Romeo y Julieta con banda sonora propia sugerida por la empresa y por los propios lectores.

Tras firmar un contrato de 5 millones de dólares con COENT Venture Partners y Sparkbox Ventures, Booktrack expandió su actividad en 2015 en Estados Unidos y Canadá, colocando su aplicación gratuita entre las 100 más descargadas de la App Store. A su vez, la compañía se ha aliado con Microsoft para potenciar esta nueva tipología de libros a audiencias más infantiles y adolescentes.

De forma paralela, otros proyectos como Transpose, fundado por Hannah Davis, trata de encontrar las canciones adecuadas basándose en un sistema de 14 mil palabras conectadas a una base de datos cuyas canciones se corresponden con el texto que estamos leyendo.

Proyectos que tratan de revitalizar una literatura para la que la  tecnología ha supuesto toda una inyección de posibilidades.

Reinventando la literatura

libros-música

Aunque la explosión del boom de los libros con banda sonora aún no ha llegado, tanto los audiolibros como otros proyectos que buscan reinventar la literatura comienzan a expandirse en una industria de los libros electrónicos que, en el caso de la filial de Amazon, cuenta ya con un fondo global de 12 millones de dólares.

A su vez, son muchas las preguntas que, en un mundo en el que todo parece inventado, hacen alusión a unos libros para los que una nueva vida en Internet ofrece diversas experiencias a los lectores; y la música es una de ellas.

Porque, ¿qué tal sería poder escuchar in situ las canciones que Murakami sugiere en Tokio Blues? ¿Y la playlist jazz de El perseguidor de Cortázar? ¿Es la lectura una excusa para disfrutar del silencio o quizás sería la música y la posibilidad de evocar aún más los sentimientos de un libro la solución ágil para atraer nuevos lectores?

Si los libros tuvieran banda sonora es una reflexión con respuesta. Sólo falta saber si este se trata de la next-best-thing del mundo de la literatura o si se confirma que, definitivamente, las letras no necesitan de auto-tuning; sólo de calidad.

¿Qué opinas de esta posible futura tendencia?


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  1.   talleresliterariosonline dijo

    Has puesto «hubieran». Es «hubiera» :).

    1.    Alberto Piernas dijo

      Cierto, gracias! 🙂